martes, 30 de enero de 2007

La influencia de Mortadelo

Esto se lo escuchaba hoy a Empar Moliner (escritora y periodista, creo) en una breve alocución en la radio. Y comentaba la influencia de Mortadelo Y Filemón en el castellano. En tono jocoso, claro. Pero desde luego que, y yo haría extensivo esa jerga a todo el catálogo Bruguera (Mortadelo y Zipi y Zape, básicamente, es decir, Ibáñez y Escobar). Que levante la mano el que fuese niño en los 80’s y no tuviese guías espirituales como el calvo de las gafas o los gemelos. Todos, pues, tuvimos en nuestro castellano infantil mayor influencia de dos dibujantes (pintamonas, como se solía definir Ibáñez) que de cualquier clásico desde Gonzalo de Berceo.

Maestros!!

Así, todos recordaremos toponimios como Tegucigalpa (capital de Honduras), el desierto de Gobi (situado entre China y Mongolia) o Tombuctú (ciudad de Mali). Todos sabemos que los malandrines y pillastres de ayer son los que hacen bullyng hoy. Y para expresar sorpresa, nada hay mejor que exclamar, cáspita, corcho (posible variante córcholis) o sapristi.

Y qué decir de esa cultura a la hora de insultar: cenutrio (1. m. Hombre lerdo, zoquete, estúpido.), cernícalo ((Falco tinnunculus) ave de presa perteneciente al género Falco de la familia Falconidae.) , atontolinado, la piel de Barrabás, …

Claro que luego se les pueden restar importancia diciendo:

Quite, quite, jefe.

Nada, nada, que…

Canciones:

R.E.M.: “Begin the begin”
The Beatles: “Baby, it’s you”
The Smashing Pumpkins: "Drown"

lunes, 29 de enero de 2007

La hoguera de las vanidades

Lo mejor de "La Hoguera de las Vanidades" no es el retrato de esa sociedad americana de la era Reagan, ni es la adicción que provoca su trama, ni siquiera lo es la prosa ágil de Tom Wolfe. Lo mejor es esa precisa descripción del concepto de culpa, y de cómo asumirla. Ahí es donde se demuestra lo buena que es la novela. La historia del yuppie de Wall Street Sherman McCoy, que por avatares varios se ve envuelto en un atropello en pleno Bronx, y de lo que ello aconteció no es que sea un punto de partida para llegar a un mensaje moral sobre crimen y castigo. Sin embargo, me hizo reflexionar al respecto.

Sabéis ese momento, ese instante en el que te das cuenta de que la has cagado? De que la has cagado gravemente, y que además, ya no hay vuelta atrás. No importa de si hablamos de un problema conyugal, de un encontronazo con la ley o de un accidente con el coche. Me refiero a ese segundo en el que todo se mezcla de golpe, miedo, angustia, rabia, impotencia, vergüenza... luego nuestra racionalidad nos lleva a tratar de relativizar el problema, tratar de resolverlo, o de huir, o de echarle la culpa a otro (ser o circunstancia). Pero por unos momentos, más o menos largos, en función de la personalidad, te empequeñeces, y como mucho, queda el recurso estúpido del llanto, que no vale de nada. Eso es lo que se describe perfectamente en el libro. La he cagado. No puedo volver atrás. ¿Qué hago ahora? Yo no quería. Fue un error. No sabía que podía acabar así. Etcétera, etcétera.

El que no lo haya leído, que no se piense que se trata de un libro de corte dramático o trascendental. Al contrario, tiene un ácido sentido del humor, pero su trasfondo, si se busca, y yo soy un rato rebuscado, da qué pensar. Cierto es, no obstante, que 800 páginas me parecen excesivas para la historia de Sherman McCoy, el vicefiscal Kramer y el pobre desgraciado de Henry Lamb. Que a veces Tom Wolfe se pierde en algunos detalles que se me antojan intrascendentes. Lo que se perdona porque la historia, como dije, engancha, y al final lo que te apetece es saber qué acaba pasando.


Será un Brian DePalma bueno o será de los malos?

Brian dePalma llevó al cine esta historia, en 1990, con Tom Hanks como Sherman McCoy, Melanie Griffith y Bruce Willis. Con Brian dePalma nunca se sabe, pero supongo que acabaré por verla.

Canciones:

The Walker Brothers: "The sun ain't gonna shine anymore"
Del Shannon: "Runaway"
QOTSA: "Little Sister"

domingo, 28 de enero de 2007

Round Here, Counting Crows y el grunge

Estilísiticamente tal vez los Counting Crows no pertenezcan a lo que se dio a llamar como grunge. Eso suponiendo que realmente existiera un estilo musical "grunge". Yo no creo que eso existiera jamás, sino que fue una tendencia de moda y música que escondía diferentes estilos musicales. En cualquiera de los casos, creo que esta canción y este videoclip pueden definir un poco qué fue a ser eso del grunge:



Ok, no hay guitarrazos ni distorsión, ni era su escena natural, pero fijáos en esa estética que gasta su cantante Adam Duritz: pantalones cortos hasta las rodillas, botas militares desatadas, camiseta de manga larga, perilla mosquetero y melena paje con la variante de las rastas. Eso es grunge sí o no? Y fijáos también en esa atmósfera dramática del tema, apoyada por algunas perlas de la letra:

Then she looks up at the building
and says she's thinking of jumping
She says she's tired of life
she must be tired of something

Esta estrofa que habla de tendencias suicidas y de desencanto por la existencia es pura imaginería grunge. Por no hablar de ese videoclip de estética 90's.

Ni que decir tiene que la canción es un temazo, que el disco que la contenía (August and everything after) realmente vale la pena, y que es una lástima que el disco siguiente de los Crows, Recovering the Satellites, que es mejor incluso, pasase bastante desapercibido. Los Counting Crows reactualizaban un sonido de los mejores REM y tenían a un cantante con una personalidad arrolladora. Tal vez el problema fue que en ningún single cantaba sha-la-la.

Canciones:

Counting Crows: "Angels of the silences"
Counting Crows: "American Girls"
Counting Crows: "Have you seen me lately"

jueves, 25 de enero de 2007

Blue Bar

Ok, la historia es la siguiente. Hace ya dos años y medio. Estaba en Mallorca, trabajando. Viajar solo siempre me ha parecido interesante, se percibe mucho más el lugar y a la vez, es un buen momento para reflexionar: aeropuertos, aviones, carreteras, hoteles, restaurantes, paseos portuarios (si la ciudad tiene puerto, marítimo o fluvial, siempre acabo por ahí), música en el mp3...

Aquella vez no me alojé en Palma, sino que lo hice en Illetes, porque me comentaron que había un hotel estupendo a un buen precio. La pega era que estaba en Illetes, pero realmente me daba igual. Y el hotel valía la pena. Lo de los hoteles me suele resultar bastante indiferente, en tanto que no los uso más que para tirarme en la cama. Pero no está mal un buen hotel, de tanto en tanto. Y ese hotel, de nombre bastante cutre, Bonanza Playa estaba a ras de un pequeño acantilado, de modo que se entraba por la planta 4, y se iba bajando, hasta llegar a la planta 1 que daba a un pequeño trozo de playa. Llegué y en el hall había un tipo tocando el piano, como si de un clásico piano-bar se tratara, lo cual tiene su aquél. Lo mejor que pude disfrutar de ese hotel fue un desayuno opíparo, el típico desayuno continental de establecimientos para clientela británica o centroeuropea, incluyendo además a un tío que pasaba melones, piñas y sandías por la licuadora para ofrecer zumos naturales.

Yo no conocía la localidad, pero me pareció una de esas zonas anexas a Palma de Mallorca creadas y pensadas para el turismo, llenas de hoteles, restaurantes, tiendas multifunción, supermercado, souvenirs, quiosco, estanco y utensilios playeros, todo en uno, y también apartamentos. Pero era primeros de noviembre, con lo que la expresión “el lugar estaba muerto” se ajusta bastante. El turismo español era inexistente, y algunos turistas, ya dije, británicos o centroeuropeos, principalmente jubilados, pululaban por ahí.

Llegué una noche, después de trabajar, y tras pasar un ratito por la habitación, quise salir a cenar. Antes prefería salir a cenar, últimamente me da pereza y acabo engullendo algo en la propia habitación. Busqué algo cerca y me topé con un restaurante que tenía una zona de bar, con terraza, y unas mesas dentro. La idea de un entrecot a la plancha regado con cantidades ingentes de coca-cola me sedujo. Soy un gourmet, qué le voy a hacer. Llegué y la primera camarera que me atiende es una chica muy joven, cuatro o cinco años más joven que yo, y que apenas se desenvuelve en castellano (ni lo intenté en catalán)... no me hubiera importado pasar al inglés, simplemente no entendí qué me decía, y rápidamente llamó a un colega suyo, también un joven rubicundo británico, que como mínimo podía hacerse entender en castellano... y me sentí solo y extraño, ya ves tú, en aquél sitio, donde era un tipo raro por no dirigirme directamente en inglés.

Sentado en la mesa, oigo música. En el bar hay una de esas jukeboxes que intentan recuperar la estética de las originales de los 50’s. Suena Percy Sledge, “When a man loves a woman”, típico tema soul quemado de tantas escuchas a las que hemos sido expuestos en televisión, en cine o en spots publicitarios.

Toda la vida explicando qué pasa cuando un hombre ama a una mujer.

Lo curioso es que tras sonar una vez, vuelve a sonar una segunda. Y a esta segunda le siguen tres o cuatro repeticiones más. Y me doy cuenta que un tío, con pinta de ser extranjero (aunque allí, probablemente el extranjero era yo) la pone una y otra vez en la jukebox, mientras riega su gaznate con una copa tras otra, tantas como las veces que Percy dice eso de “when a man loves a woman”. Ya se me hace familiar la intro de órgano. El tío lleva una borrachera monumental y considero la opción de terminar mi brownie y pagar antes de que se ponga a llorar por su Sharon que le dejó, y a la que besó por primera vez bailando esa canción, o aún peor, que acabe su elegía musical al amor perdido, saque un revolver del bolsillo y reparta plomo entre los asistentes, dispare un penúltimo tiro a la jukebox y al espíritu del soul, y la última bala reparta su cerebro entre la barra y las botellas.

mp3 killed the jukebox star

Como recuerdo a esa experiencia grabé una serie de CD’s recopilatorios con el título Blue Bar, del cual estoy a punto de estrenar el volumen 4. Joder, más de dos años después.

Canciones:

Percy Sledge: “When a man loves a woman”
Beach Boys: “Don’t worry baby”
The Rolling Stones: “Slipping away”

miércoles, 24 de enero de 2007

The Rolling Stones en los 90's... y en el siglo XXI (pt.4)

ver parte 3 (...) Y así, en ese mismo año 1997 The Rolling Stones anuncian a lo grande, en un show bajo el puente de Brooklyn, su nuevo tour mundial. Y justo en ese momento comienza el linchamiento, usando la edad como única razón para la crítica atroz y el prejuicio. Ok, desde luego, 54 años no es la edad más adecuada para una gira mundial de rock n’ roll. O no parece serlo. Y sin embargo, la ferocidad de los ataques y el patetismo de ver a gente en mucha peor forma que Mick Jagger haciendo comentarios supuestamente jocosos sobre su edad hace que se descalifiquen por sí solos. Otra cosa es considerar que los Stones ya habían dicho todo lo que tenían que decir en el mundo de la música y tal vez una desintegración de la banda en 1982 hubiese sido lógica. Esa postura la entiendo y la respeto, pero yo vi en concierto a los Stones en la gira de Bridges To Babylon y os juro que todavía doy gracias a dios, al diablo o a quien sea por permitirme ver tamaño concierto. Porque si “Bridges To Babylon”, el disco, fue una gran decepción, “Bridges To Babylon”, la gira, nos mostró a los mejores Stones en el escenario desde las lejanas épocas de Tattoo You.

Es evidente que la edad no pasa en balde, pero la banda se mantiene completamente en forma, tiene bagaje sobrado, tiene feeling, tiene una calidad musical indiscutible y una profesionalidad que te asegura no ver “una mala noche” como podía pasar con grupazos enormes pero imprevisibles como Guns n’ Roses. Y sobretodo, tiene ese repertorio que nadie en este mundo puede igualar a día de hoy. En cualquier caso, hay que decir que los problemas físicos comenzaron a marcar la gira, especialmente su parte europea. Accidentes estúpidos o problemas de garganta de Mick hicieron anular y retrasar varios conciertos, como el previsto en Barcelona. Yo creo que eso le puede pasar a muchas bandas, sobretodo las que hacen tours mundiales tan extremos como los Rolling Stones, pero claro, una anulación en los Stones supone aparecer en prensa, en TV, y sobretodo, una rápida asociación anulación=achaques.

El puente de Brooklyn es un lugar como otro cualquiera para anunciar una gira...

No le daremos más vueltas al tema y hablaremos de esos conciertos, que abrían con una potente versión de Satisfaction, y a partir de ahí, clásico tras otro, intercalando tres temitas del “Bridges…”, que suponían un pequeño bache en el show, en especial, y eso me sabe mal reconocerlo, los que cantaba Keith, emotivos por ser quien es, pero aburridotes. El momento mágico de los conciertos era cuando se desplegaba una pasarela del escenario a un mini escenario situado en mitad de la pista, por donde cruzaban los cuatro héroes, más Daryll Jones y Chuck Leavell y desgranaban temas primerizos o blues, recordando sus épocas del Marquee. Solían tocar versiones como “Little Queenie” de Chuck Berry, el ya clásico “Like a rolling stone” de Dylan, o ese clásico en que se había convertido “You got me rockin’” del Voodoo Lounge. Sin duda, esa parte del show era escalofriante. Y después, artillería pesada (“Sympathy for the devil”, “Miss you”, “Brown Sugar”, “Jumpin’ Jack Flash”, “You can’t always get what you want”) dejando extasiado al respetable. Ya os digo, para mí fue la primera vez y fue insuperable. En esta ocasión se les pudo ver en España por Barcelona, Málaga (¿?) y Vigo (¿?). Y así transcurrió el tour, entre el 97 y el 98, y unos cuantos conciertos en Inglaterra en el 99, ya que para no pagar al estricto fisco británico, no tocaron en su tierra en el 98.

1998 fue un año prolífico en cuestión de lanzamientos. Publicaron el disco en directo correspondiente a la gira, un insulso “No Security” que no transmitía la grandeza de esa gira, al tratarse de un disco simple, no doble, y con cortes poco significativos. Pero la grata sorpresa fue que por fin autorizaron la publicación del CD y vídeo “The Rolling Stones Circus”. La historia es la siguiente, en 1968 los Stones montan un extraño espectáculo que combinaba cutre números circenses con actuaciones. Invitaron a la fiesta a The Who, a Jethro Tull, a Tah Mahal y a John Lennon. Pero nunca autorizaron la salida a la luz del documento, argumentando que era poco interesante. Las malas lenguas dicen que fue porque en ese show The Who hizo una actuación tremenda, mejor que la de los propios Stones, y que esa, y no otra, era la razón de su bloqueo. Y a tenor de lo visto, desde luego podía ser. Felizmente desbloqueado, los fans pudimos disfrutar de esa película/disco. Yo no creo que los Stones sonaran mal, al contrario, las lecturas de “Sympathy for the devil” o “Salt on the Earth” son muy buenas. Pero definitivamente, la actuación de los Who es enorme. Para la historia queda también esa jam con Lennon, Mitch Mitchel (de la Jimi Hendrix Experience) y Keith Richards, entre otros, donde tocaron el “Yer Blues” de los Beatles.

Lennon rockeando como nunca: ladies and gentlemen, please welcome The Dirty Mac!!

Y tras estos acontecimientos, los Stones permanecieron en un segundo plano varios años, años en los que Jagger aprovechó para publicar un decepcionante disco en solitario, y en los que poco más se supo de la banda. Hasta 2002. En 2002 se cumplía el 40 aniversario de The Rolling Stones, y la celebración sería a lo grande. De entrada, su discográfica inicial, Decca (con la que grabaron hasta 1970), se puso de acuerdo con la banda (que tenía los derechos de sus discos posteriores a 1970), cerrando así muchos años de litigios, para publicar remasterizaciones de sus discos clásicos y publicar también un doble recopilatorio que por vez primera contenía títulos de los 40 años de la banda. Hasta ese momento, Decca publicaba recopilatorios de su primera etapa (en los que podías encontrar Honky Tonk Women pero no It’s Only Rock n’ Roll, por ejemplo) y Rolling Stones Records (vía Virgin, Atlantic o la que fuera) los suyos propios. En fin, que este doble recopilatorio “40 Licks” no sólo tenía todas las canciones míticas de todas sus épocas, sino también 4 temas nuevos grabados para la ocasión. La verdad es que no hay mucho que comentar sobre ellos, nada de especial, quizás el que fuera single (“Don’t stop”) recuperaba algo de nivel perdido en su anterior disco, pero palideciendo al lado de tanta canción mítica. Y sí, en 2002 se programó una gira más, la 40 Licks Tour. continuará

Canciones:

The Rolling Stones: "Parachute woman"
The Rolling Stones: "Don't stop"
The Rolling Stones: "Little Queenie"

lunes, 22 de enero de 2007

La ventana de Gorina

En la anotación de hoy quiero hacer un pequeño homenaje a un tipo que sabe de cine y además es capaz de transmitir su pasión por el mismo. Hablo de Àlex Gorina, quien lleva un montón de años al frente de un programa de radio en Catalunya Ràdio (la emisora de la Generalitat) llamado La Finestra Indiscreta (la ventana indiscreta, en catalán). Lo cierto es que no sé cuánto tiempo lleva en antena La Finestra Indiscreta, pero sí sé que he escuchado ese programa desde hace unos doce años. No religiosamente cada semana, pero sí a rachas, de tanto en tanto.

La verdad es que hacía mucho tiempo que no lo escuchaba, y lo pillé por casualidad el sábado pasado. Gorina tiene, para mi gusto, una cualidad que le diferencia de una mayoría de críticos de cine, y es el hecho de no marcar esa diferencia entre crítico (on the top) y el resto del mundo. Me agobian mucho esos críticos que si una película huele un poco a comercial no tardan en cargársela (sin ser necesaria la asociación comercialidad = calidad), y que se enfrascan en sesudas disquisiciones sobre películas sin entrar en lo que realmente importa en cine, para mi gusto, entretener (que no quiere decir hacer gracia) y transmitir sensaciones.

Quién no ha hecho esto alguna vez (con o sin lente)?

Àlex Gorina es capaz de hacer definiciones de películas como la que le escuché de Apocalipto, de Mel Gibson. Para hablar de la desmedida pasión de Gibson por las torturas variadas y la hemoglobina en pantalla, decía de ella algo así como “es como cuando un niño pequeño se hace caca. Si te descuidas, el niño se hará caca y comenzará a jugar con ella, embadurnándolo todo de caca”. No me negaréis que tiene estilo.

El tipo en cuestión no es ningún novato, y además de uno de los críticos oficiales de la cadena de radio, fue durante muchos años el director del Festival de Sitges, y participa en escuelas y seminarios de cine.

Tengo un buen recuerdo de cuando hace años me comenzaba a interesar por el cine y entonces escuchaba religiosamente su programa, que contaba con la participación telefónica de los oyentes como uno de los pilares. Y durante un par de veranos condujo también el típico programa nocturno en el que además del cine, se hablaba de literatura, de música y de teatro, principalmente. Entonces me hacía sentir muy identificado con ese programa, cosa que a los 16 años creo que es algo importante.

En fin, que volver a toparme con Gorina y con su Finestra Indiscreta (Catalunya Ràdio, los sábados noche -o más bien domingo madrugada- de 0h a 2h) después de mucho tiempo, ha sido agradable.

Canciones:

The Bellrays: “Fire on the moon”
The Clash: “Guns of Brixton”
Redd Kross: “Jimmy’s Fantasy”

domingo, 21 de enero de 2007

Regresión

La intención no era hablar de Rocky Balboa. Lo que pasa es que vengo de verla y me ha gustado bastante. Sí, ya lo sé, no es muy original elogiar la cinta, ya que todas las críticas han sido, en mayor o menor medida, positivas. Y en un alarde de originalidad, me temo que haré lo mismo. Porque la gran virtud de Rocky Balboa, para mí, ha sido hacerme sentir como un niño, disfrutar del personaje de Rocky, por sobado que esté, de las escenas del entrenamiento con esa pieza musical mítica,y por supuesto, disfrutar también del combate. Y salir del cine con ganas de enfundarme un chándal gris, un gorro de estibador y liarme a subir corriendo las escaleras mientras tarareo la melodía que debería sonar en la cabeza de cualquier deportista entrenando.

Quiero destacar que la película no sólo me ha gustado por su factor nostálgico. De vez en cuando, supongo que necesito una historia bienintencionada, de esas que predican la amistad, el amor, la superación, la lucha, el respeto y el valor. En su justa medida no está mal. Y un poco de bis cómica que le quita hierro al asunto. No hay que darle más vueltas, igual que no hay que darle más vueltas cuando uno lee un cómic de Tintin o de Spiderman. Son héroes y punto.

Chúpate esa, Mason Dixon!

Hay que reconocer que Stallone ha sido valiente, porque recuperar a sus años un personaje tan clásico, pero que había estado arrastrado por el fango en las últimas secuelas, era un riesgo. Y también que ha sido inteligente y ha sabido dotar a la película de una serie de virtudes que le hacen salir airoso. En primer lugar, va al grano, recuperando el personaje sin ahondar en subtramas estúpidas. En segundo lugar, la escena del entrenamiento recupera, no sin humor, la escena mítica de la primera secuela. En tercer lugar, el combate no ocupa más tiempo en pantalla del necesario, por lo que no llega a agobiar, al contrario, resulta trepidante. Y finalmente, es un acierto que la peli dure sólo 100 minutos, tiempo más que suficiente para contar esa historia, sin dar pie al aburrimiento.

Si antes reivindicaba mayor duración en los conciertos, ahora reivindico películas más cortas. Me da la sensación que últimamente cualquier película dura un mínimo de dos horas, aún cuando se trate de historias que no requieren, ni de largo, tanto minutaje. Para mi gusto, cualquier película que dure más de dos horas, o se trata de una obra maestra, o es que está mal rodada, y acaba aburriendo por momentos. Minipunto, pues, para Stallone, un tío que, todo sea dicho, no rodaba nada mínimamente decente desde aquella lejana Copland. Así que más que recomendable para una tarde de domingo.

Canciones:

R.E.M.: "Crush with eyeliner"
Jeff Beck Group: "You shoock me"
Backyard Babies: "U.F.O. Romeo"

viernes, 19 de enero de 2007

Redd Kross no redondean

Cuando uno va a ver un partido de Michael Jordan, espera que Mike haga por lo menos un par de mates espectaculares. Y también espera un mínimo de 25 puntos, y que derroche cualidades de mando. Entonces va al United Center y resulta que los Bulls ganan sólo por 8 puntos y que Michael juega tan solo dos cuartos. Sí, claro, Chicago ha ganado. Pero no es lo que buscabas.

Una sensación parecida tuve ayer tras el concierto de Redd Kross. Supongo que el mito ha pesado demasiado, y es que son 10 años esperando, y, sinceramente, nunca pensé que pudiera ver a los hermanos McDonald en un escenario. Y eso que la noche era propicia. Esperaba el concierto con muchas ganas, y la sala Apolo estaba sorprendentemente con un aforo adecuado, de modo que se podía estar en tercera fila sin ningún tipo de agobio.

Y entonces salieron nuestros hombres, los dos hermanos McDonald junto con el guitarrista y el batería de su formación cuando grabaron "Neurotica". A destacar el guitarrista, una especie de engendro a medio camino entre el primo feo de Michael Stipe y La Máscara, un freak que tocaba la guitarra pegada al pecho, bailando y moviéndose de forma entre extraña y cómica y con una afonía que no le impedía hacer coros.

Michael Stipe + La Máscara = guitarra de Redd Kross

No, no voy a decir que musicalmente el concierto fuera malo. La banda era sólida, el guitarra-freaky era muy bueno, y tanto Steven como Jeff McDonald derrochaban carisma. ¿Qué falló entonces? Para mí, el repertorio estuvo muy mal escogido. Demasiadas revisiones a temas muy antiguos, cuando yo considero que los Redd Kross anteriores a "Third Eye" carecen de interés. Tocar tan solo dos temas del que sin duda es su mejor disco, "Show World" me parece un error. Claro que si el concierto hubiese durado 90 minutos o más, seguramente el repertorio podría estar más repartido. Pero es que tocaron una hora, y luego hicieron un triste bis de 15 minutos, para largarse de forma inesperada, dejando una sensación de frialdad que resulta ser lo último que uno espera al ver un concierto de Redd Kross.

Eso por no mencionar el excesivo protagonismo que el guitarra calvo-freak tuvo. Durante un rato tuvo gracia y animó un poco el cotarro, pero al final, la verdad, me hartaba. Insisto en que no tengo ningún cariño especial hacia la banda que grabó un disco segundón como "Neurotica". Steven McDonald estuvo comunicativo y carismático, pero su hermano Jeff estuvo algo frío, tal vez porque parecía tener encima un resfriado potente, que le hacía buscar un kleenex tras cada canción. Tal vez simplemente estaba enfermo. Demasiados parones para cambiar guitarras o afinarlas, hicieron que el ritmo del show fuera intermitente.




It's a crazy, crazy world we're livin' in. Apolo, BCN, 18/01/07

Y sobretodo, insisto, un repertorio mal planteado en el que no sonaron, por ejemplo, "Annie's Gone", ni "Visionary", ni "Zira call out my name", ni "1976", ni "Vanity Mirror", etc... Cuando se vuelve a las tablas tras tantos años y sin un disco bajo el brazo, la obligación es dar al público lo que espera, una colección apabullante de clásicos. Y sí, tuvieron buenos momentos, como "Crazy World", "Follow the leader" o la emotiva "In my bed" de ese divertimento que contenía algunas gemas que fue "Ze Malibu Kids". Sin embargo, no supieron enlazarlos y aprovecharlos.

Tal vez la culpa fuera mía. Tal vez esperaba demasiado. Tal vez el mito Redd Kross que tenía en mi mente pudo con ellos. Tocar una hora y cuarto solamente me parece vergonzoso, se mire por donde se mire, excepto si se trata de un grupo novel, que no es el caso. Y me pregunto qué han hecho en estos largos 10 años, cuando lo dejaron tras grabar su mejor disco. ¿Si no me gustó el concierto? Pues claro que me gustó, son los putos Redd Kross, hombre.

PD: le he robado el título de la nota de hoy a Absence Of Faith , de Riff-Fanzine. Espero que no le importe...

Canciones:

Redd Kross: "Crazy World"
Redd Kross: "Annie's Gone"
Redd Kross: "Vanity Mirror"

martes, 16 de enero de 2007

The Rolling Stones en los 90's... y en el siglo XXI (pt.3)

ver parte 2 (...)La estructura de los conciertos era parecida a la de la gira anterior, mucho clásico y tres o cuatro temas de “Voodoo Lounge”, generalmente “You got me rocking”, “Love is Strong” y “The Worst”. A destacar que en esta gira estrenaron su versión de “Like a Rolling Stone”, de Bob Dylan, una versión espléndida que transformaba la canción en un tema puramente stoniano y que el propio Zimmermann elogió. Y durante este tour, los Stones hicieron una serie de conciertos sorpresa en teatros y salas cerradas, con un repertorio distinto, más intimista y casi acústico, como el que realizaron en el Amsterdam Paradiso.

Recordemos que esa era la época de auge de los MTV Unplugged, y grabaciones como las de Eric Clapton o Nirvana fueron superventas. Así que el siguiente paso de nuestros hombres fue aprovecharse de este tirón y grabar una serie de shows acústicos. De hecho, no se trataba de un unplugged al uso en tanto no era minimalista ni la MTV tenía nada que ver. Simplemente se dedicaron a grabar canciones sin guitarrazos, prescindiendo en la mayoría de instrumentos de viento, apoyados solamente por el piano de Chuck Leavell. Y el repertorio lo conformaban temas más oscuros de su carrera, pequeñas gemas ocultas o versiones que hacían cuando eran los England’s Newest Hit Makers. Así que tras barajar nombres como “Plugged but naked” o “Butt Naked”, finalmente publicaron “Stripped” (1995), que era el testimonio de estos conciertos acústicos. Y lo digo claramente, “Stripped” me parece el mejor disco en directo de la carrera de The Rolling Stones.

Pedazo de disco...

Los discos en directo de los Stones nunca han sido míticos, como pudiera serlo un “Made in Japan”, un “At Budokan” o un “Alive II”. El mejor hasta la fecha era el “Love You Live” de los 70’s, pero la banda nunca quedó del todo satisfecha. Durante las últimas giras, a su fin, se publicaba un disco en directo, en general poco interesante, como aquél “Flashpoint” que testimoniaba la gira Steel Wheels. Pero en esta ocasión la cosa era diferente. Todo en “Stripped” es mágico, el repertorio no es de lo más popular (vamos, que no suena “Satisfaction” ni “Honky Tonk Women”) pero los temas seleccionados son grandes, y su ejecución, brutal. Suena una banda honesta, con feeling, desnuda, que buena falta le hacía a los Rolling Stones que se habían acostumbrado a tocar con varios músicos más, y demuestra que detrás de la parafernalia, del circo, del mito, de la pasta y de la megalomanía, había una banda que vive el rock and roll más que ninguna, no en vano son tipos que llevaban entonces 30 años tocando y no sabían hacer otra cosa. En “Stripped” incluyen la grabación de “Like a Rolling Stone”, que se hace el single, pero también temas blues que tocaban en sus inicios como “The Spider and the fly”, viejas versiones como “Sweet Virginia”, “Not Fade Away” o “Love in Vain”, temas propios como “Street fighting man” y alguna sorpresilla más, como la preciosa “Sleeping Away” que se marca Keith. Definitivamente, muy recomendable.

Así que la cosa iba sobre ruedas, y tras la exitosa gira y la publicación del segundo gran disco seguido, se trataba de lanzar una colección de nuevas canciones. De modo que en las puertas del siglo XXI, The Rolling Stones publicaban su disco “Bridges To Babylon”, en 1997. Y qué os puedo decir, se trata de un disco mágico. Temas que rockean con frescura se enlazan con temas épicos que recuerdan el amplio bagaje de una banda, que además, se permite el lujo de acercarse al blues como antaño en un par de cortes e incluso cuelan una canción acelerada y dura en la que Keith Richards se desgañita, todo ello bajo la batuta mágica de una producción impecable… eso es lo que me hubiera gustado escribir de “Bridges To Babylon”. Lamentablemente, no es así. “Bridges To Babylon” es un disco mediocre, casi indigno de llevar el nombre de los Rolling Stones.

Decepción...

Todavía hoy me pregunto qué pasó. Qué pretendían. Y por qué tras unos años muy potentes se descolgaron con esa colección de canciones a cuál más insulsa. Para empezar, casi no hay rastro de rock (¿?). Se acerca más a un disco de una vieja gloria como los discos de Pete Townshed o del Rod Stewart de finales de los 80’s. Pero es que además la producción es pésima, pretendiendo dotar a la música de los Stones de una capa de modernidad absurda, una cosa es no sonar como en 1970, que lo respeto, y otra es querer sonar como George Michael. Y para colmo dos canciones fueron un medio plagio (el single “Anybody seen my baby” era sospechosamente parecido a una canción de KD Lang, quien se sintió halagada, por otra parte, y el corte “Out Of Control” era una copia del “Papa was a rolling stone” de los Temptations, tanto, que al final hicieron una mezcla de ambas canciones para una cara B). Y Keith se marca dos baladitas bastante aburridas. En definitiva, no sé qué pasó, pero lo más grave fue la poca autocrítica con las canciones a publicar, ya que los stones suelen grabar unas 80 canciones por disco y luego escogen, de modo que si esas son las mejores, no sé cómo serían las peores… Lo mejor del disco, la inicial y rockera “Flip the switch”, el reggae “You don’t have to mean it”… y que era una buena excusa para volver a la carretera. (continuará...)

Canciones:

The Rolling Stones: "The Spider & the fly"
The Rolling Stones: "I'm Free"
The Rolling Stones: "Shine a Light"

lunes, 15 de enero de 2007

A metamorfosearse!!

Recuperado de marzo del año pasado:

Goyito Asmas se despertó aquella mañana con un terrible dolor de espalda, y su perenne dolor de cabeza se había tornado más insoportable de lo habitual. Tanto es así que Goyito, por un momento creyó que lo que realmente tenía era una resaca de puta madre. Pero no podía ser, el único alcohol que había tomado ayer era el dedal de orujo de yerbas que su tía Patrocinio le había servido para cenar, y que aceptó sólo porque era la única manera de bajar ese platazo de ajoarriero que se había cenado. Goyito Asmas, por otra parte, no se emborrachaba desde que volvió de Gijón. Allí se había pasado los que consideraba los mejores años de su vida, estudiando empresariales y viviendo en un colegio mayor, saliendo cada noche excepto lunes y martes. Y bebiendo, bebiendo como un cosaco. Y follando, pues las universitarias de los campus gijoneses no tenían muchos remilgos cuando llevaban unos copazos encima, e incluso un tipo tímido y gris como Goyito Asmas podía parecerles apetecible en ese ambiente de fiesta, alcohol y lo que ellas daban en llamar Xixon Sound.
Este señor tiene la culpa...

Cada mañana, al despertar en León de nuevo, Goyito recordaba esos despertares de boca seca y sonrisa estúpida en Gijón. Sin embargo, en casa de su tía Patrocinio estaba muy bien cuidado, desayuno, comida, cena, ropa limpia y planchada, y todo gratis. Por lo menos de dinero. Aunque aquella mañana Goyito Asmas sólo se acordaba de la madre que parió a su tía, y la hizo tan cabezona de no querer cambiar ese vetusto y durísimo colchón, que le dejaba la espalda destrozada. Pero esa mañana su espalda estaba más dolida que de costumbre, y sufría de una torpeza en los movimientos inusual.
Su tía le gritaba des del fondo del pasillo, pero aunque su voz siempre había sido desagradable, esta mañana resultaba curiosamente hiriente. El tercer “goyo” (ella nunca usó el diminutivo) le hizo caerse de la cama, caída que le resultó muy larga.
Tirado en el suelo, y dolorido, alzó la vista Goyito Asmas y todo le pareció demasiado grande, pero la imagen le llegaba a sus ojos desenfocada. No podía ser. Tenía que haber bebido, por fuerza. Eso era, bebió más de la cuenta y por eso no recordaba nada. No recordaba ni siquiera la razón por la que bebió, y por la que ahora estaba en el suelo dolorido, cegato y muy extraño.
Oyó unos tacones femeninos que se acercaban a la puerta de su habitación, era su prima Sara, quince años de lo que a Goyito le parecía la pura imagen de la lascivia. Se acercó, y llamó a la puerta. Goyito Asmas quería abrir pero recordó que estaba desnudo, cosa inusual pues siempre usaba pijama. No abrió, claro, aunque le dio la sensación de que si hubiese querido abrir, tampoco habría podido.
Voces difusas y las inconfundibles zapatillas de su tía Patrocinio, marcaban el paso de la comitiva familiar para ver por qué Goyito Asmas estaba a un paso de llegar tarde, por primera vez, al trabajo.
Su tía no llamó, de repente, y más rápido de lo que Goyito Asmas se esperaba, abrió la puerta.
“¡Goyo! ¿Se puede saber dónde se habrá metido tu primo? Porque tú no le viste salir, ¿no? ... ¿qué es eso? ¡qué asco, una cucaracha!”“¡Qué asco! ¡Písala, mamá!”

Canciones

The Doors: “Hello, I love you”
The Cure: “Why can’t I be you”
Korgis: “Everybody’s gotta learn sometimes”

domingo, 14 de enero de 2007

El futuro

No hace mucho leía que los periódicos habían bajado sus ventas algo así como un 3% en Estados Unidos, y que los dueños de las cabeceras más importantes comenzaban a estar acojonados ante un descenso progresivo. Y esto inmediatamente me ha recordado cuando yo era niño y se hablada del futuro (futuro entonces, presente hoy). Una de las cosas que recuerdo se decía es que se dejarían de publicar periódicos en formato papel. Por aquél entonces Internet no era más que una red para la inteligencia militar, por lo que se podría decir que no existía. Y para mí, me resultaba muy extraño concebir afirmaciones como esa, acostumbrado como estaba a ver los quioscos llenos. Ignoro la influencia que los medios online o las versiones web de los rotativos pueda haber tenido en ese 3%, spupongo que algo, pero no toda.

Es curioso como cuando yo era niño, y supongo que por la parafernalia del cambio de fecha, el año 2000 era algo así como un hito para la humanidad, el año 2000 era El Futuro. Y se decían frases como "en el año 2000 se colonizará la Luna" o "en el año 2000 la radiación solar será tan fuerte que habrá que ir siempre con gafas de sol". Y uno se imaginaba ese año 2000 con un condensador de fluzo en cada casa y con DeLoreans voladores circulando por todos lados.

Regreso al futuro!!! Peliculón!!

No sé, no me considero una persona anticuada. Soy un tío joven, me gustan los ordenadores e Internet lo suficiente como para pasarme cada día un ratito de ocio frente a ellos, me gusta poder ver vídeos en Youtube (sencillamente adictivo!!!) y comunicarme vía e-mail o messenger. Me gusta la facilidad para poder conseguir música en la red, aunque he de reconocer que conforme aumentan mis descargas, mayor se hace mi miedo a que esto haga desaparecer la industria musical, como dicen los agoreros. Uso un GPS, un movil con cámara de fotos y vídeo y me interesa la domótica. Pero definitivamente, no me gustaría que desaparecieran los periódicos de papel. Me sigue gustando leer el periódico apalancado en un sofá o en una terraza de bar, o si he de comer solo. Aunque los domingos se empeñen en incluir suplementos de mierda, coleccionables y publicidad, que va directa a la basura.

Canciones:

Jimi Hendrix: "Love or confusion"
Redd Kross: "Crazy world"
Héroes del Silencio: "Mar Adentro"

jueves, 11 de enero de 2007

The Rolling Stones en los 90's... y en el siglo XXI (pt.2)

ver parte 1 (...) Y qué mejor muestra de que los Rolling Stones seguían vivos que firmar un multimillonario contrato con Virgin Records para cinco discos, en 1991. Sin embargo, lo que marcaría la historia stoniana ese 1991 fue la huída de Bill Wyman del grupo. Efectivamente, el bajista al final hizo lo que llevaba años amenazando, largarse. De hecho, sus primeros intentos fueron a finales de los 70’s, pero siempre le convencían los otros miembros. Claro que en 1991, Wyman tenía ya 55 años y, sencillamente, no se vio diez años más viviendo como un stone. De hecho anunció su intención tras la gira, pero fue a la firma del contrato cuando todo el mundo se dio cuenta de que la cosa iba en serio, porque Bill nunca llegó a firmarlo. Mick Jagger y Keith Richards se sintieron traicionados y se sucedieron cruces de declaraciones desagradables. A decir verdad, no creo que la banda, por lo menos musicalmente hablado, se resintiera. Digámoslo claro, Bill Wyman es un sosainas y tiene menos carisma que un pie de micro. Buen bajista, desde luego. Buen amigo, especialmente de Charlie Watts y Ron Wood, también. Pero Bill Wyman era el único miembro sustituible de la banda. El que salió ganando con la nueva situación contractual fue Ron Wood, a quien por fin se le reconoció como miembro activo de la banda. En los contratos, Mick y Keith van a partes iguales, Charlie se llevaba menos y Ron Wood algo menos que Charlie, pero era legalmente considerado (y por vez primera tras 15 años de militancia) un Rolling Stone de pleno derecho.

Así que había que grabar nuevo disco, y así lo hicieron. En plena era grunge, The Rolling Stones tenían la osadía de publicar un trabajo. Era 1994 y lo titularon “Voodoo Lounge”. Y se puede decir sin rubor que se trata de su mejor disco desde aquél ya lejano “Tattoo You”, y a la postre, lo mejor que han grabado en estudio desde 1980 hasta la actualidad. Varias son las razones. En primer lugar, no ficharon a una vieja gloria como bajista, sino que serían una banda sin bajista entre sus miembros, usarían un músico de sesión. Adiós Bill Wyman, hola Daryll Jones. Se trataba de un bajista negro y de bases funky que se acopló a la sección rítmica sin pestañear. En segundo lugar, acertaron de pleno con la producción, un sorprendente Don Was (de los Was not Was) le dotaba a la música de los Rolling Stones de la pátina de modernidad justa pero necesaria. En tercer lugar, adoptaron el rol de viejos zorros, de monarquía del rock, reutilizando sus viejos tópicos, incluyendo referencias al ocultismo en la carpeta del disco. Cuarto, usaron los medios que el nuevo sistema musical les ofrecía, y su videoclip de “Love Is Strong” se vio en todo el mundo bombardeado por la MTV. Y en quinto lugar, y lo más importante: grabaron una colección de canciones potente, rockera, con el eclecticismo justo y crearon un disco que no me cansaré de recomendar. Yo descubrí a los Rolling Stones con ese disco, no sé ni cuantas veces llegué a escuchar esa vieja cinta de casette original.

Pedazo de disco!!! Y la portada me gusta mucho...

A ver, no nos pongamos nerviosos. El primer single, la mencionada “Love is strong”, ya nos lleva a un rock puramente stoniano. Pero es que el segundo corte, “You got me rocking” se convierte de golpe en un clásico que no desentonaría en, por ejemplo, “It’s Only Rock’ n’ Roll”. Hay dos temas de Keith, en esa onda de viejo baladista que ya mostró en “Slipping Away”. Especialmente inspirado es la folkie “The Worst”. Y hay más. Baladas más clasicotas, tex-mex con la colaboración del acordeón más grande de la frontera, el de Flaco Jiménez, funky en la cachonda “Suck on the jugular” o rock más cincuentoso en “Mean disposition”. Sorprendentemente, y en un truco de ilusionista, esos viejos millonarios hacen de stones frescos y originales, y aunque sabemos que ya no son ni frescos ni originales, el truco les sale efectivamente bien. En definitiva, uno de los discos que guardo en mi substrato personal. Lo siento, no puedo ser objetivo con él.

A finales de 1994 comenzaría el Voodoo Lounge Tour en USA. Y sorprendentemente, la banda se encuentra más en forma que en su anterior gira. Cierto, han pasado cuatro años, y los Rolling Stones cuentan ya con medio siglo encima, pero también hay que decir que en el Steel Wheels Tour volvían tras un retiro de 7 años en un escenario, y claro, eso pesa. Sorprendentemente se muestran mucho más frescos que ninguno de los miembros de su generación o incluso posteriores (de pobre espectáculo se puede calificar, por ejemplo, el conato de retorno de The Who en esa época). Probablemente están más tranquilos. La gran prueba de fuego del retorno, aunque nunca se hubieran ido del todo, era su gira anterior. Ahora ya saben que tienen a un público ansioso, y no se compone solamente de nostálgicos, como el público que tiene ahora mismo, por ejemplo, Bachman Turner Overdrive. Nuevas generaciones de rockeros adoran a los Stones y llenan los fosos de los estadios, dejando las gradas a los nostálgicos.

¿Los nuevos fab four?

Por otra parte, en esa época el rock, vía grunge y similares, está de plena moda, y medios como MTV o revistas como Spin estaban haciendo una promoción de los sonidos más guitarreros como hoy en día se echa de menos. Y por supuesto, The Rolling Stones son un grupo fetiche a adorar. En su gira americana cuentan, además, con teloneros de auténtico lujo, como Pearl Jam, Smashing Pumpkins, Red Hot Chili Peppers, Primal Scream o los Black Crowes, quienes curiosamente se divertían criticando el retorno de los Stones a la palestra, aunque yo creo que era más porque les divertía crear polémica y dar titulares. En cualquiera de los casos, me quedo con una frase de Keith Richards que decía “en el 79 los grupos punks decían que éramos viejos y estábamos acabados. Pues bien, ¿quién está acabado ahora?”. Pero aunque tenían teloneros muy interesantes, en esta ocasión los Stones consideraron que no necesitaban de “ayudas” y casi nadie se subió al escenario de sus majestades a compartir algún tema con ellos.

Realizan gira por medio mundo (especialmente intensos los shows de Argentina) y recalan en Europa. Pero, y aún no sé por qué, aunque me jodió mucho, en España sólo tocan en Gijón. Con todos mis respetos a Gijón, todavía no sé qué se les pasó por la cabeza a los promotores de este país. (continuará)

Canciones:

The Rolling Stones: "You got me rocking"
The Rolling Stones: "The Worst"
The Rolling Stones: "Sweethearts together"

miércoles, 10 de enero de 2007

Jesucristo Superstar

El propio témino ópera-rock no deja de parecerme algo absurdo. Pero ya está establecido así, de modo que no discutiré eso. Y comenzaré confesando que hace no mucho, Jesuchrist Superstar me parecía una especie de chiste. La culpa de todo la tenía Alfonso Arús, un tipo a quien algún día alguien debería reconocer su gran influencia en la tele actual, qué carajo, su talento, si no fuera porque él mismo aprovecha cualquier ocasión para hacerse los reconocimientos. Sí, la culpa es de Arús, porque hace unos diez años nos mostraba a un Camilo Sesto en una decadencia brutal, un auténtico chiste. Claro, la asociación Camilo-jesucristo superstar-bodrio era demasiado fácil. Qué equivocado estaba, con la obra y con el propio Camilo Sesto. Más tarde descubriría que Jesuschrist Superstar contenía grandes canciones, y que, oh, sorpresa, Camilo Sesto era un grandísimo intérprete. Y si no me creeis, he aquí una muestra:



Creo que queda claro que el tío tenía una voz que acojonaba, y el tema, bueno, un temazo. Qué hubiera pasado si Camilo Sesto se hubiese topado con su Rick Rubin particular y le hubiera creado un disco a su medida, con versiones de Deep Purple, de Led Zeppelin o incluso clásicos del Soul? Todo ello con una buena banda y una buena producción. Por supuesto, incluso en la época de las entrevistas con Cárdenas, ya era muy tarde, aquél Camilo Sesto era una especie de guiñol irrecuperable.

El caso es que la obra de Andrew Lloyd Weber, de 1970, es muy buena, y contiene algunas canciones memorables, como la que cantaba Camilo Sesto, digna incluso en versión cañí, o como esta The Temple, que versionean Afghan Whigs:

http://rapidshare.com/files/11136114/Afghan_Whigs_-_The_Temple.mp3.html

Afhgan Whigs - The Temple

No me negaréis que si existió un tal Jesucristo y se lió a hostias con los mercaderes del templo, debía tener el chorro de voz de Gregg Dulli.

Si en 1970 se estrenó la obra, en 1973 se rodó "Jesuschrist Superstar", la película, que le dió más popularidad si cabe a la obra. Los protagonistas de la misma son Ted Neeley en el papel de prota y en negro Carl Anderson en el de Judas, papel que tiene gran protagonismo también. Por supuesto, se calificó de herética y todas esas cosas que tiene rodar una película basada en Jesucristo siempre que no la dirija Mel Gibson. Y sin embargo, la obra en general tiene una visión del cristianismo bastante más moderna que las películas de estampita que se solían rodar entonces (y que vuelven a rodarse hoy en día). Era un Jesús hippie, y hay que reconocer que la estética general de la peli, vista hoy, un cuarto de siglo más tarde, puede ser algo sonrojante.

¿Soldados romanos con cascos del s.XX plateados y camisetas lila?

Nada de esto debe estropear una obra en la que grandes músicos han estado implicados en diferentes montajes, como Ian Gillan o Sebastian Bach (como la superestrella) o Roger Daltrey (como Judas).

Canciones:

Redd Kross: "Zira, call out my name"
Johnny Cash: "In my life"
INXS: "Original sin"

martes, 9 de enero de 2007

Programas del corazón

Hablar de los programas televisivos "del corazón" suele ser, en general, para cargárselos. Para rasgarse las vestiduras ante una televisión masivamente ocupada por estos espacios. Para negar por tres veces haber visto nunca alguno de ellos. Y el problema de los programas del corazón no son sus contenidos. Ni es su obicuidad, donde quiera que mires en la parrilla de los diferentes canales. No.

Por otra parte, cabe reflexionar qué ocurre cuando su éxito es realmente brutal. Cuando los dos canales cuya apuesta de programación se basa en dar una alternativa (más o menos buena, eso depende) a tal cúmulo de despropósitos en forma de referencias en todas las franjas horarias a informaciones y disquisiciones de prensa rosa, como pueden ser Cuatro y La Sexta... se están hundiendo en los estudios de índices de audiencia. ¿Se ven masivamente porque se emiten, o se emiten porque se ven?

Poco de eso importa, insisto. Como tampoco importa que se haya creado un estrato de la persona que llega a la fama sin ninguna ocupación, afición o filiación especial, simplemente porque estuvo ahí en un momento dado, o bien intercambió fluídos con alguien determinado, y se subió así a la rueda que deseaba, para continuar sin ninguna ocupación, afición o filiación especial.

No me negaréis que es sexy incluso preparándose un rayote...

Lo realmente grave es esa moral tan rastrera, baja, hipócrita y propia de oscuros tiempos pasados que gastan, escondida tras una pátina de supuesta modernidad liberal disfrazada de presentador/colaborador afeminado, que parece seguir el lema "ponga un marica en su programa". Así, lo que se hace es criticar al que bebe o toma coca, al que se folla a otra que no es su sacrosanta esposa y al que es homosexual pero no lo quiere hacer público. Es decir, y siguiendo el vocabulario de esos oscuros tiempos que mencionaba, a los chulos, las putas, los maricones y los viciosos.

Casos hay muchísimos, y no estoy por la labor de mencionarlos, aunque no me puedo aguantar nombrar a Kate Moss, a quien se trató de hundir por tomar coca (como si eso fuera necesariamente malo) y a quien se ha encumbrado porque supo pasar el espectáculo del escarnio, pero también el de la redención de los pecados a base del arrepentimiento (público, claro). Toma ya.

Así que lo realmente chungo es ese sentido de los valores morales promovidos, mucho más que cualquiera de los personajes que salen o lo que hagan.

Canciones:

Terence Trent d'Arby: "Oh Divina"
Love: "Always see your face"
Redd Kross: "The faith healer"

lunes, 8 de enero de 2007

The Rolling Stones en los 90's... y en el siglo XXI (pt.1)

Durante diferentes entradas me dedicaré a repasar la trayectoria de la banda en los últimos 17 años. Porque sí. Porque me apetece, porque lo he vivido y porque creo que somos afortunados por tener todavía a los Rolling Stones activos en este siglo XXI. Así que ahí vamos.

Los 80’s fueron una mala época para los Rolling Stones. De hecho, fueron una mala época para todas aquellas grandes bandas de los 60’s y los 70’s. Los propios stones grabaron discos entre flojos (“Undercover of the night”) y malos (“Dirty Work”) y en muchos momentos se habló de disolución. Pero no se puede decir que fuesen los únicos. The Who, Paul McCartney, Jimmy Page, Rod Stewart, Aerosmith o Deep Purple pasaron gran parte de la década dando tumbos estilísticamente hablando, y con problemas de todo tipo. Es por eso que la carrera de los Stones desde 1989 hasta la actualidad no deja de ser sorprendente, y le daremos un repaso.

Unos mozalbetes de cuarentaytantos en 1990

Situémonos. 1988. Las relaciones entre Mick y Keith son muy tensas. Cada uno de ellos hace lo que parecía impensable años atrás, publicar sendos discos en solitario y girar haciendo de ellos una promoción activa. Sin embargo, el lazo de unión o la posible pasta a ganar con LA banda, hacen que se den una nueva oportunidad y decidan girar de nuevo. Su último tour fue en 1982. En 1989 se prepara lo que sería el nuevo tour americano, Steel Wheels, pero la tensión se masca en el ambiente. Mick y Keith tienen entonces 46 años, hace 7 que no giran y no se tiene muy claro qué puede pasar. Así que deciden hacer algo grande, muy grande. Y preparan la gira más espectacular (en el sentido circense de la palabra) de toda la historia.

Para ello montan el escenario más grande jamás visto hasta el momento. Son pioneros también en tener patrocinadores comerciales en su gira. Son los pioneros, pues, en preparar lo que acabaría siendo lo habitual en el show-business del rock. A nivel personal, Mick está en plena forma física, a sus 46 hace muchos años que está alejado de los excesos. Keith se mantiene y el resto, bueno, el resto en su línea. Y mira por donde, resulta que hay hambre de Stones. Tanto tiempo alejados de las tablas hace que decenas de miles de fans se concentren en cada estadio que pisan. Su estructura de conciertos sienta unas bases que se repetirán en adelante y varios nombres se hacen un hueco que mantendrán en los años posteriores, como los coristas Bernard Fowler y la cachonda Lisa Fisher, el ex-Allmans Check Leavell, o su viejo colega Bobby Keys.

A decir verdad, la banda suena algo anquilosada, y el sonido está demasiado producido, demasiado limpio, demasiados músicos de sesión apoyando. Y demasiados colaboradores, amiguetes e invitados, que desentonan un poco cuando lo que se ansía es ver a los Stones, no a una rock star special band de esas que tan populares fueron en los diferentes espectáculos benéficos de los 80’s. Se puede remarcar, sin embargo, una colaboración, la de unos jóvenes y arrogantes Axl Rose y Izzy Stradlin, que tocan con ellos “Salt of the earth”, en lo que parecía algo así como un relevo generacional. No insistiré en ese episodio, que es ya bastante conocido (el retraso de Axl, la sorpresa de Mick y Keith al conocer que sus partenaires quería cantar “Salt…”, la escena de los creadores de la canción escuchándola de nuevo para recordarla, etc..), pero las imágenes son emocionantes.

A todo esto, y tras su tour americano, editan su nuevo disco en septiembre del 89, “Steel Wheels”. Y el primer gran alivio es constatar que es un buen disco y notablemente superior a sus dos últimas obras de estudio. Tres temas destacaría yo del disco, el primero de ellos, y que fue también single, “Mixed Emotions” un tema rockero y potente, aunque con una base rítmica que lo hacía incluso bailable. De esa canción se hicieron algunos remixes para discoteca, me refiero a esos remixes tan característicos de finales de los 80’s que se hacían para adaptar temas rockeros a las pistas de baile. Los otros temas destacables son la acústica y tabernera “Blinded by love” y sobretodo un tema cantado por Keith, en un registro en el que se sentiría muy cómodo, entre la balada y unos aires blues, “Slipping Away”, un verdadero temazo que sobreviviría años después en el repertorio stoniano entre tanto clásico.

El logo del Urban Jungle Tour. Diseño puramente de primeros 90's


Y es que a pesar de su nuevo disco, los Stones ven claro qué quiere su público y se lo dan, es decir, los temas clásicos de los 60’s y los 70’s. El gran patrimonio de la banda son sus canciones y las desgranan con maestría, tocando algunas que hoy nos parecerían sorpresas, como la oscura “Play with fire” y sólo tres cortes del nuevo álbum. Y con este nuevo disco hacen su primera gira japonesa que refleja muy bien lo que será la carrera futura de los Stones: 10 noches y 20 millones de libras recaudadas.

Por supuesto, en 1990 vino la gira europea, llamada Urban Jungle Tour, no exenta de polémica al considerar cierto sector de la prensa que se “timaba” a su público europeo ya que no llevaban el mastodóntico escenario usado en América. Poco de eso importó para una Europa que les esperaba con pasión. Llegaron a tocar en la extinta Checoslovaquia sólo seis meses después de la caída del régimen comunista en una noche que se tiñó de una épica libertaria que vista hoy, 17 años más tarde, resulta algo ridícula. Y tocaron en España, dos noches seguidas en Barcelona y otras dos en Madrid. Yo era pequeño pero recuerdo que aquel año hubo una verdadera locura stoniana, especialmente en Barcelona, donde hacía muchísimos años que no recalaban. Sin saber nada de los Stones, recuerdo ver el logo del Urban Jungle por todas partes, noticias en los telediarios, la famosa entrevista con Felipe González, en definitiva, expectación.

El resultado final fue un poco como ocurrió en toda la gira: había muchas ganas, se podía respirar satisfecho porque la banda respondió con dignidad, el grupo estaba muy vivo, el disco nuevo era bastante mejor que los anteriores … pero faltaba algo. Aquella banda estaba muy lejos del grato recuerdo de 1982. (continuará)

Canciones:

The Rolling Stones: "Mixed Emotions"
The Rolling Stones: "Slipping Away"
The Rolling Stones: "Blinded by love"

domingo, 7 de enero de 2007

Tranquilos: el simulacro de paz y amor ya ha terminado

Hoy ya no hay árboles. Hoy los papanoeles ya no cuelgan de los balcones. Hoy tocar la zambomba tiene otro significado y el belén no es más que un pueblo de Palestina. Hoy ya no le interesa a nadie la Lotería Nacional y lo importante ya no es tener salud. Hoy las luces de las calles son sólo las de las farolas. Hoy ya no recibes sms de conocidos y saludados deseándote todo lo mejor. Se acabaron las navidades 06-07.

Raphael, Los Morancos, Bing Crosby con Bowie, Ramonchu y Anne, los discursos del rey y el president, el puto reno Rudolf, los magos y los camellos, los niños de san Ildefonso, el partido de la selección de Euskadi, las marchas vienesas y Evenizer Scrooge... hasta el año que viene.

Ahora a ver si pasa rápido esta mierda de invierno, estos cuatro meses sin ningún festivo, la cuesta de enero y su puta madre, y nos plantamos rapidito en la primavera. Que en estos meses es cuando a uno le gustaría ser oso y pasarse toda la temporada hivernando en la cueva...

Canciones:

Kiss: "Crazy nights"
The Beatles: "Get back"
Cream: "Crossroads"

miércoles, 3 de enero de 2007

Ocean Colour Scene: Moseley Shoals

Como ya avisé, voy a recuperar algunas entradas del difunto blog . Y he querido comenzar por esta, dedicada a un disco que me encanta y del que poca gente parece dar cuenta, muchos movidos tal vez por el prejucio hacia todo lo que viniera de Inglaterra en época del Brit-Pop. Os dejo al final un enlace, aunque ya sabes que las descargas son ilegales y sólo puedes hacerlo si tienes el disco original, que si no, Teddy Bautista te va a canear. Y aunque me cueste, no voy a tocar ni una coma del texto...

Estos chicos no se imaginaban que acababan de grabar su mejor disco...

Este año se cumple el décimo aniversario de la publicación del debut de Ocean Colour Scene (OCS), con el tremebundo disco “Moseley Shoals”. Cómo me gustó ese disco! Y me sigue gustando, ojo. Por eso he creído interesante hacerle un homenaje con estas líneas. Para ello me apoyaré en la crítica que escribí para Riff-Fanzine , haciendo así un cruel ejercicio revisionista de trastear con un texto que escribí hace cinco o seis años. En fin, veamos lo que Gobo tenía que decir al respecto:

Aunque el primer paso conocido de estos cuatro británicos es Moseley Shoals, la banda se había creado en 1991. Ese año, Simon Fowler (voz), Steve Craddock (guitarra), Damon Minchella (bajo) y Oscar Harrison (batería), crearon bajo el extraño nombre de Ocean Colour Scene, la que acabaría siendo una banda longeva y exitosa.
Pero nada hacía presagiar esto cuando en 1992 sacaron a la luz su debut, que pasó totalmente inadvertido. El poco interés de la discográfica, y del público, centrado en las novedades que venían de Seattle hicieron que el grupo se hundiera con ese disco. De hecho, como banda desapareció, y cada uno se metió en distintos trabajos. Steve Craddock fue, durante esos años, guitarrista de la banda del padrino del pop-rock británico, Paul Weller. Y fue este último quien creyó en OCS y les apoyó para conseguir un nuevo contrato.
Así, en 1996, y partiendo de cero (su disco de debut ni siquiera ellos lo cuentan, y consideran el presente como el primero), lograron grabar Moseley Shoals. En un principio era para venta exclusiva al Japón, poco después también para UK, y fue allí donde un single, EL single, pegó el pelotazo, me refiero, obviamente a The Riverboat Song.

Ok, reconocedme que releer un texto de hace unos años da algo de vergüenza, especialmente una crítica de disco, que en un momento dado, cegado de excitación por el mismo, te puede llevar a una exaltación barata. Pero retornemos a 1996 y a “Moseley Shoals”. Por supuesto, yo, como todo el mundo, conocí a OCS por el citado single. Y lo conocí a través del programa radiofónico Tarda Tardà, del dichoso Jordi Tardà. No estoy por la labor de hablar de este tipo, pero el caso es que era uno de los pocos espacios radiofónicos que conocía que pinchaban rock, y el horario de emisión (sábados de 16 a 19h) me iba muy bien. Los sábados me tocaba lavar los platos y recoger la cocina después de comer, cosas de la partición de las tareas del hogar en familia de 5 miembros, y escuchaba un rato del programa mientras estaba liado con el Fairy. En fin, que menudo temazo nos pinchaba el amigo Tardà, aquello obviamente me dejó KO y sin saber todavía muy bien por qué, decidí que quería escuchar más de esa banda. Dejo que siga Gobo:

En The Riverboat Song crean una de sus mejores canciones (¿la mejor?), con un fantástico riff zeppeliniano y la colaboración de Weller a los teclados, pero el interés por el trabajo no acaba ahí.

Entonces tenía 16 años, y los sábados por la tarde no salía muy a menudo (y ya no digamos por la noche). Aquella tarde lo que hice, tras cumplir con mi tarea en casa, fue irme solo a la calle Tallers, en busca de una copia de “Moseley Shoals”. Sería primavera, y era una tarde de lluvia. Datos intrascendentes, lo sé, pero lo cierto es que los recuerdo bastante bien. Compré mi copia en la sucursal de Discos Castelló, tienda que si bien no tiene material muy potente, está todo tan bien ordenadito alfabéticamente que da gusto. A la vuelta, y esto no entiendo exactamente por qué, me compré un periódico deportivo (¿?!!), no sé si El Mundo Deportivo o el Sport. En esa época seguía bastante el fútbol, más que nada porque entre el grupito del instituto solíamos tener larguísimas discusiones futboleras, aunque casi nunca compraba esa clase de diarios. Pero lo hice, y resulta curioso como la memoria retiene ciertos datos absurdos y hace desaparecer otros. Como recuerdo que una de las noticias de ese día era un supuesto fichaje de Marc Overmars, quien estaba causando sensación en el Ajax, por el Barça. Por supuesto, nunca fue así. Overmars ficharía la temporada siguiente por el Arsenal pero, ironías de la vida, acabaría cuatro años más tarde recalando, esta vez sí, en el Barcelona. Y tras un paseo por las ramas, diré que efectivamente el disco me encantó… claro que no todo era como parecía con el primer single:

Una amalgama de sonidos pretéritos puebla este disco, trufado de referencias a los primeros Stones, Who y Kinks más cercanos al pop, pero con una personalidad definida como banda, que ya contaban con un lustro de experiencia a sus espaldas, hacen que no se trate tan solo de un ejercicio de estilo revivalista.

Poquito después hicieron un bolo en Bikini, al que no acudí, pero que pude ver ya que lo retransmitieron en el programa Sputnik. Entonces ya me había enamorado de la banda, me sabía las letras, las pistas del CD se repetían una y otra vez, en definitiva, es uno de esos discos que uno lleva dentro. Puedo suscribir lo que escribí entonces, se comían con patatas a Oasis o a cualquiera de sus coetáneos británicos. Son 12 canciones para escuchar una detrás de la otra. Para mi recuerdo queda cómo mi hermana pequeña se cachondeó de mí, por comprar discos de bandas completamente desconocidas (cosas de tener 15 años), para muy poco después, hacerse fan acérrima, incluso a día de hoy, de OCS.

Singles de pop-rock de perfecta construcción como The Day We Caught The Train, The Circle o One For The Road se suceden, entrelazados con otros temas de aires más Stoniano, como 40 Past Midnight o You've Got It Bad. Incluyen alguna balada y cierran con un tema de aires folkies que se desmadra para acabar en siete minutos de rock y desarrollos guitarra-harmónica. Temas como el mencionado abrieron las puertas del éxito, no solo en UK, donde colocaron cinco singles más, sino también en España, y gestaron un pedazo de disco, realmente recomendable.

La continuación a ese disco no se hizo esperar y desde luego valió la pena, “Marchin’ Already” estaba a la altura. Poco después vendrían “One for the modern” y “Mechanical Wonder”, inferiores ambos pero dignas continuaciones de esos dos primeros mágicos discos. Durante esa época llegué a ver a OCS en directo hasta en cuatro ocasiones, y siempre salí satisfecho. A partir de ahí sus discos comenzaron a perder el interés, hace muy poco mi hermana me ha prestado su última grabación, un concierto acústico que incide en la que considero su parte más floja, más aburrida, los temas lentos de corte folkie. En fin, la banda cambió o tal vez fui yo quien cambió, probablemente las dos cosas, y sin embargo, he podido comprobar que a pesar de que mi inseguridad me haría cambiar el 70% del texto publicado en Riff-Fanzine, hoy continúo suscribiendo las opiniones que expresé entonces.

Y el enlace:

http://rapidshare.com/files/4456251/Ocean_colour_scene_-_moseley_shoals.rar.html

Canciones:
OCS: “Policemen & Pirates”
OCS: “40 past midnight”
OCS: “The circle”

martes, 2 de enero de 2007

13: Misión cumplida

Hace dos semanas me propuse un experimento: qué tal si intento, en estos días que tengo de vacaciones, y festivos, y todo eso, mantener una disciplina de crear una entrada al blog cada día. Ese mismo día cometí la estupidez de borrar mi blog, todavía lo pienso y no me explico cómo pude ser tan inutil. En fin, el caso es que lo que me planteé como experimento se hizo casi necesidad para devolverle algo de vida a un blog, este, que tenía un añito y medio de vida tirada de golpe a la basura.

Pues ya he llegado al fin de ese período, y con el presente, han sido trece días con sus trece textos correspondientes. En esos trece textos ha habido cine, ha habido rock n' roll, ha habido descargas, videoclips, libros y por supuesto, impresiones personales acerca de tonterías varias. Trece días en los que Indiana Jones, Elliott Murphy, Ceaucescu, Dean Martin, Brian Setzer, James Ellroy y hasta Albert Plà han sido, en mayor o menor medida, protagonistas.

Total 13!!!

Mi personalidad autocrítica me lleva a pensar que alguna entrada estaba poco inspirada, cosas de forzar la escritura. Pero en general me quedo bastante satisfecho. Y puedo considerar que Notas de Kar ha resucitado y sus constantes vitales son bastante óptimas. Sobretodo gracias a los que habéis leído y comentado, a mi, como al rey, me llena de orgullo y satisfacción.

¿Y a partir de ahora qué? No puedo decir que escribiré una entrada cada día. Pero sí intentaré que los períodos de inactividad ante el teclado no se alarguen mucho. Lo que sí que haré, creo que ya lo avisé, será recuperar algunas entradas del blog antiguo que me gustaran especialmente, e intentaré hacerlo sin tocar ni una coma, aunque no deja de ser un poco vergonzoso, a veces, leer textos con cierta antigüedad.

Buenas noches, y buena suerte.

Canciones:

The Beatles: "Good Night"
Ryan Adams: "Wonderwall"
Led Zeppelin: "Celebration Day"

lunes, 1 de enero de 2007

James Ellroy y la Trilogía Americana

Con el estreno de la película "La Dalia Negra", el autor del libro en el cual se inspira la cinta, James Ellroy, vuelve a estar de moda. La adaptación de la novela no está nada mal, y de hecho, ese libro, el primero que leí jamás de Ellroy me parece muy interesante. Aunque lo que yo espero es que por fin se decida a acabar lo que tituló como serie Underworld USA o Trilogía Americana como lo traducen en su edición en castellano.

Ellroy acostumbra a publicar sus novelas por grupos, como ya hizo con la exitosa serie Cuarteto de LA, que recomiendo a cualquiera, y que componen "El Gran Desierto", "La Dalia Negra", "LA Confidential y "Jazz Blanco". Su Trilogía Americana está todavía incompleta, hasta ahora ha publicado sólo dos volúmenes, "America" (1995) y "Seis de los Grandes" (2001). Y de momento ya nos tiene cinco años esperando el final, cinco años en los que ha ido publicando alguna cosa, pero no ha cerrado la serie.

La Trilogía Americana recupera los trazos más característicos de la narrativa de James Ellroy, e incluso a viejos personajes de sus anteriores libros, como el gran Pete Bondurant, quien cobra protagonismo en esta serie (en las anteriores aparecía como un oscuro secundario). Es decir, se mueve en los ámbitos de lo que se podría llamar novela negra, con personajes poliédricos y de dudosa moralidad, contradicciones éticas, situaciones violentas y un cierto tono de corrupción general como denominador común. Pero va más allá. En la Trilogía Americana explora en modo de historia-ficción los acontecimientos más importantes de la historia americana de finales de los 50's y hasta finales de los 60's (por el momento).

Al acabarse uno espera que el siguiente volumen no tarde...

Así, los personajes y las tramas se suceden entre la llegada de Howard Huges a Las Vegas, la elección de Kennedy, el auge y caída de Jimmy Hoffa, Bahía Cochinos, el asesinato del presidente, la guerra del Vietnam, el asesinato de Martin Luther King y el asesinato del candidato Robert Kennedy. Cierto es, no obstante, que incide a menudo en esa tradición de las teorías conspirativas a las que tan aficionados son los estadounidenses, y que los europeos vemos con mayor excepticismo.

Nada de eso hace que las novelas pierdan un interés que se mantiene en un ritmo constante a través de más de 500 páginas por libro, y, bueno, al final no deja de ser una historia de ficción, ¿no?

En definitiva, que me gustaría que James Ellroy se dignara a acabar la dichosa Trilogía Americana en este 2007 que empieza hoy, y no me tuviera más tiempo con las ganas. Aunque de momento no hay noticias.

Canciones:

Ryan Adams: "Love is Hell"
The Rolling Stones: "Don't Stop"
Mike Ness: "The Devil & Miss Jones"