domingo, 28 de septiembre de 2008

Cadena Perpetua

Hoy quería hablar de una película que no mucha gente menciona. Y no será por tratarse de una cinta underground, o desconocida, que no lo es. Ni tampoco porque no haya habido oportunidades de verla. Me refiero a “Cadena Perpetua” (The Shawshank Redemption), sin duda, una de las películas de los últimos 15 años con más pases televisivos en los distintos canales. Hace ya algún tiempo que no la pillo, pero efectivamente, hace tiempo, era habitual que si no era Cuatro, era TV3, y si no, TVE1 quien programaba esta peli. Y yo encantado, se trata de la clase de peli que si me la encuentro en la tele, siempre procuro ver ni que sea un trozo.

“Cadena Perpetua” (“Sueño de Fuga”, en su versión hispanoamericana) es una película de 1994 que dirigió Frank Darabont (La Milla Verde, The Majestic), en su primer largo para salas comerciales. La protagonizaban Tim Robbins y Morgan Freeman, en una época en la que el actor negro todavía no se prodigaba tantísimo en cualquier tipo de producción (de mayor o menor ralea) como actualmente, y cuando su presencia en pantalla podía ser una garantía de una buena actuación. Yo la vi en su estreno, en el cine Club Doré de Barcelona, y, supongo que se puede deducir de lo que llevo escrito, la verdad es que me encantó.

Próximamente en su canal de TV

Y eso que la historia tampoco es excesivamente original, y transpira una serie de valores más o menos clásicos (amistad, lealtad, tesón, astucia, superación…) que en otras manos pudieran acabar en una narración de corte rancio y moralista. No así en manos de Stephen King, autor del relato original en el que se basa la cinta. No he leído nunca nada de Stephen King, nunca me han tirado mucho sus novelas, y no puedo negar que me sorprendió conocer el dato de su autoría de esta historia. No es la clase de “temática” con la que se suele asociar a King.

La traslación a la pantalla por parte de Darabont, y la composición de los personajes que plantean Robbins y Freeman especialmente me parece magistral. Esa narración en pasado y en tercera persona, ese ambiente carcelario de finales de los 40’s… esa fuga!!!

Un par de escenas muestran, de un modo sencillo pero muy sutil, el significado, a veces complicado de definir, de libertad. Los presos bebiendo cerveza helada en la azotea, bajo un sol radiante, y charlando animadamente aún bajo la perenne vigilancia de los guardias. Y la escena en la que Andy Dufresne se encierra y pincha un disco y conecta la salida de audio a la distribución de megafonía de la cárcel, de manera que de repente, todos los presos pueden escuchar una aria de “Las Bodas de Fígaro”.

No sé, podría estar hablando de mil y un pequeños detalles, pero no. Casi mejor que los que no la hayan visto, lo hagan. Y los que sí la hayan visto, la revisen. Sólo es cuestión de esperar, me juego lo que queráis a que antes de final de año, la pasan por la tele.

Canciones:

T-Rex: “Metal Guru”
Kula Shaker: “Tatva”
The Kinks: “All day and all of the night”

jueves, 25 de septiembre de 2008

Dormir amb Winona Ryder

Escuché o leí algo al respecto hace algún tiempo. Una reseña en un programa gafapastil, o tal vez en un suplemento de viernes de un diario. Qué sé yo. El caso es que el título me llamaba la atención, y el otro día me di de bruces con él en la biblioteca. Parecía estar situado para que me lo llevara.

"Dormir amb Winona Ryder" (Dormir con Winona Ryder, en castellano) es la primera novela de un tal Edgar Cantero. No sé nada de este tipo, de manera que leo en la contraportada lo siguiente:

"Edgar Cantero (Barcelona, 1981) dibuja comics y escribe cuentos, novelas y guiones. Dormir amb Winona Ryder es el primer libro que publica"

Mi condición de ser mezquino y envidioso (pero de la envidia rancia, nada de esa patraña de envidia sana) me hace plantearme cómo un fulano que tiene dos años menos que yo, ha publicado ya un libro, con un cierto éxito. En esa especie de triste carrera por los éxitos literarios, el tal Cantero ya me saca varias cabezas. Es esa triste competición en lo que convierte por momentos mi vida, cuando me doy cuenta de que me acerco peligrosamente a la treintena y me topo con escritores, músicos, actores, por no hablar de los dichosos futbolistas, que llegan arriba mucho antes que yo. Mejor dicho, que llegan arriba. Así, a secas.

Prefiero dejarlo en este punto, para no ponerme de mala leche, y retomar el hilo del libro en cuestión. El título, no lo negaremos, es sugerente. O por lo menos lo es para todos aquellos que vivimos adolescencia en los 90's, época del reinado de la musa grunchi, Winona Ryder. Pero no, no os creáis que la cosa va de libro generacional post-grunge. No, en un ejercicio de supuesta influencia autobiográfica, el protagonista (¿Cantero?) desmitifica la devoción de una imagen de la actriz que, reconozcámoslo, queda muy lejos. Su devoción es otra. Y el protagonista, joven recién titulado en Humanidades con ínfulas de juntaletras (¿Cantero?) se lanza en una aparentemente estúpida búsqueda de la Ryder, influenciado por sus fantasías oníricas y por una novela de Borges, que solía citar pero que jamás escribió, El Acercamiento a Almotásim.

El resultado acaba siendo una buena mezcla de road movie, novela de búsqueda personal y referencias a la cultura pop más contemporánea. Quizás demasiado cercana, quizás demasiado pendiente de la identificación con los personajes y las situaciones, ese es su peor defecto y también su mayor virtud.

Lo ves, Lainie? Esto es todo lo que necesitamos. Un par de cigarrillos, una taza de café y un poco de conversación. Tú, yo y cinco dólares. (Troy a Lelaina en Reality Bites, 1994)

Y finalmente, no puedo evitar hablar de Winona, la musa de la Generación X, mítica novia de otro icono de la época, Johnny Depp, estrella caída por obra y gracia de las cámaras de seguridad de una tienda de ropa. Un repaso a su filmografía da lugar a ver títulos muy diferentes, y a poder considerarla una actriz que, con pelis de mayor o menor interés (por no decir mierdacas), no se ha plegado jamás al éxito fácil de Hollywood. Y eso sin ser un arquetipo de belleza, de esas que quedan bien en las pantallas. Sí, no era un bellezón, pero diantre, ninguna lució tan bien en ese look desaliñado y de supuesto desencanto propio de la década pasada.

Canciones:

Arrogance: "Southside Girl"
R.E.M.: "Let Me In"
Screaming Trees: "Sworn & Broken"

domingo, 21 de septiembre de 2008

Vida Social

Bonito fin de semana que he tenido. La cosa comenzó bien el jueves, en Huesca. Avatares del trabajo me llevaron a Aragón esta semana, de manera que me las apañé para pasar la noche del jueves en Huesca y aprovechar para tomarme unas cervezuelas con los hermanos más cool de la provincia, Anxlsuperstar y DumDumBoy, o a la sazón, el 50% de Los Secuestradores de Iones (ver enlaces). Seis horas llenas de cerveza y charlando sin parar de rock n' roll, de cine, de series y departiendo sobre lo humano y lo divino. Como siempre, un placer coincidir con vosotros, chicos, y la próxima, que sea en Barcelona. Iremos a la Perla, y haremos el saludo Star Trek!!

Me gusta Huesca. Claro, comparado con Barcelona, el ambiente es tan diferente. Lo que me gustó y me llamó la atención, fue el poder moverse la noche sin usar vehículo alguno, esos bares en donde todo el mundo se conocía, ese encontrarse con la gente e intercambiar una charla o unas palabras.


Sin embargo, el traslado a Zaragoza y la mañana trabajando, se me hizo muyyyy cuesta arriba. No se lo digáis a nadie, pero tuve que cancelar alguna cosilla para hacer la jornada más corta. No tenía el cuerpo para muchas reuniones, y en cuanto pude, un Red Bull para mantenerme despierto al volante, y para casa.


El sábado tenía una cena en casa. Qué curiosas son las cosas. En un principio, se trataba de una cena que no pintaba muy bien. Gente que no conocía mucho, compromisos, en fin, cosa de sociabilizar. Pero al final, resultó una noche muy divertida que se alargó con conversaciones muy cachondas. Y además, se apuntó una pareja de amigos, a última hora, que hacía mucho que no veía. El ejercicio de socibilización es algo que muy a menudo me cuesta, y admito que hacer el esfuerzo, normalmente, da sus frutos. Salieron temas interesantes, rumorología cerda acerca de famosos, películas que alguna protagonista hoy respetable querría esconder, cosas que por supuesto he de investigar y si surge, prometo hablar de ello en posteriores entradas. Por no hablar de pinchar temazos de R.E.M., de Los Piratas, de Aerosmith ... o el viejo vinilo Boom 4!!!

Me volvieron a hablar del Facebook, y la verdad es que me comenzó a picar el tema. Me preocupa que entre el e-mail personal, el e-mail del trabajo, el foro de Riff-Fanzine, este sacrosanto blog, los blogs amigos... sólo me faltaba un Facebook. Pero sé que acabaré cayendo...

Y hoy, barbacoa en una cava de Sant Sadurní d'Anoia. La visita a la cava me ha parecido decepcionante, pero la BBQ en buena compañía, bien ha valido la pena. Otra vez con un grupo de amigos de toda la vida, pero diablos, cómo cuesta que nos reunamos. Al final, la carne y el cava han corrido a lo grande. Y al final, también, promesas de repetir la reunión sin que pasen tantas semanas. Me conformo con una cena de navidad.

PD: otra persona hoy me ha vuelto a hablar de Facebook. Y por si fuera poco, hoy tenía un correo electrónico de un ex-compañero de trabajo invitándome a Facebook... si ya te digo yo que caeré...

Canciones:

R.E.M. : "Turn you inside out"
Aerosmith: "Dream On"
Chris Isaak: "Blue Hotel"

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Street Fighter II (y de lo que ello aconteció)

Hace algún tiempo dando una vuelta por FNAC, cosa que hago recurrentemente, me topé con una versión autoenchufable para televisor del mítico juego de Sega Megadrive Street Fighter 2. Menudo torrente de recuerdos que me vino a cabeza en ese momento. Por supuesto, y tras algunas dudas iniciales (que 39 € justificaban), me hice con el videojuego en cuestión, una suerte de miniconsola con el juego "embebed" y un par de mandos, de los míticos de Megadrive, hechos para el juego ex profeso, de 6 teclas.

2 etapas de mi vida me habían asolado de golpe con ese videojuego. 1993. 1996. Doce y diceiseis años respectivamente.

Parece mentira lo frágil que es el recuerdo y lo sencillo que es que algo, aunque sea una nimiedad, nos pueda transportar a la memoria de épocas pretéritas. Y definitivamente parece mentira ese prisma distorsionador nos hace ver épocas pasadas como muy buenas, en ocasiones formando una barrera a base de memoria selectiva a los malos rollos y creando un recuerdo bucólico de un pasado, dando una certeza absurda a la tontería del "cualquier tiempo pasado fue mejor". Distorsionadamente buenos o no, la verdad es que dudo que en esos momentos estuviera mejor que ahora. Pero supongo que es una suerte poderlos recordar desde el lado positivo.

Hayuuukeeeenn!!!

1993: yo hacía 8º de EGB. Por aquel entonces los chavales vivíamos inmersos en el boom de las videoconsolas, que habían comenzado a hacerse populares. Yo, al tener la suerte o desgracia de vivir en una familia de pocos recursos, no podía optar a tener una videconsola de 16 bits (una ridiculez tecnológicamente hablando hoy en día, pero lo más de lo más en esa época). Y además de las videoconsolas caseras, estaban las máquinas de arcade, esas que funcionaban con monedas de 25 (o era de 100?) y que estaban en los salones recreativos, pero también en los bares. Hoy en día es impensable que en un bar se ponga una máquina dirigida a niños/adolescentes, pero entonces todavía estaba permitido, y aunque los bares sacaban sus dividendos, a los parroquianos, y al mismo dueño, le acababa molestando tener a un grupo de 6 o 7 niños en la máquina, gritando y haciendo el idiota (éramos niños) cuando uno o dos jugaban y el resto sólo se podía permitir mirar. La máquina de Street Fighter II era la mejor. El argumento era sencillo, un videojuego en el que elegías personaje y te hostiabas con otro en combates de hasta 3 rounds. Cada uno con sus características, lo cual permitía personalizar: todos teníamos nuestro preferido. Así, si ganabas combate pasabas al siguiente, llegando a una grand finale al décimo combate, contra el malvado Mr. Bison. Ganar a Mr. Bison significaba ganarse el respeto, y era terreno de unos pocos privilegiados, con habilidades y con pasta. Yo tenía 12 años y entonces 500 pesetas era una pequeña fortuna. Total, que no tenía ni habilidades ni pasta, y jamás llegué a ganar más de dos o tres combates, y generalmente iba de mirón, viendo a mis amigos jugar. Ahora lo veo con una perspectiva de escena infantil cruel de darse de bruces con la realidad social, viendo como compañeros de familias algo más favorecidas o de padres más dados a conceder caprichos a sus retoños podían jugar y jugar y yo, en muchas ocasiones, sólo mirar. Entonces, aunque me fustraba un poco la situación, nunca me amargó. Y conseguir unas monedas para jugar al medidodía, después del cole, antes de comer, era lo mejor. Lo que sí recuerdo era el vicio tremendo que llegué a tener con esa máquina. QUERÍA jugar, y no sólo tenía que buscar el dinero, sino que también tenía que buscar el momento sin que mis padres lo supieran, pues no les gustaba (y en alguna ocasión me prohibieron) que jugara y me gastara el poco dinero que tenía en la dichosa maquinita. Pensando en esos momento puedo llegar a entender mínimamente cómo alguien se puede hacer adicto a una tragaperras, véase siempre bajo la perspectiva lejana y de analogía muy personal. Sin embargo esa adicción y el interés por Street Fighter II desapareció súbitamente con mis 13 años, en el tránsito de colegio a instituto, y cuando me interesaron más el buscar el tonteo con las niñas (que requeriría una, o varias entradas aparte), el salir y relacionarme con los amigos, y, en definitiva, actividades más propias del adolescente.

Sólo el que ha jugado sabe lo humillante que es perder contra Dalshim

1996: Quizás sí puedo decir que esa era, realmente, una buena época. Hablo del verano de 1996. Yo tenía 16 años, y acababa de acabar 3º de BUP. Estaba en plena efervescencia adolescente, loco por salir y divertirme, y disfrutar de mi nueva e inaugurada adolescencia, tenía amigos, tenía dinero, pues había comenzado a dar clases y hacerme económicamente independiente (por lo que a mis gastos se refiere, claro) de mis padres, y comenzaba un verano. Y ya tenía algo así como un diario, que comencé a escribir ese año y seguí, precursor de este blog. Todavía lo guardo, y prometo un día escanear páginas y colgarlas. Tal vez. Pero sigo. Era mes de junio y me pasaba lo de cada año, mis compañeros estaban todos ocupados con los exámenes de recuperación de junio, y yo, que estaba libre de exámenes desde la primera semana de mes, pues en BUP mi expediente era muy bueno, me preparaba optimista para las vacaciones. Y le pedí a mi amigo D. su vieja Megadrive con varios juegos, aunque mi interés se centró en el Street Fighter II, y así tenía un entretenimiento más para esos días. Sigo siendo amigo de D., hoy en día, lo cuál me parece casi increíble, después de tantos años.

El caso es que volví a viciarme al juego, y me pude sacar la espinita de mis trece años y mis restricciones (dinero, padres, etc...) con el mismo. Insisto en la paradoja en que probablemente entonces también vivía una época de adolescencia subida, de euforias y bajones, de miedos y timidez patológica, de sentirme extraño con la gente y con el mundo. Y probablemente si entonces me hubieran enseñado mi vida actual a los 28, hubiera estado muy contento con mi futuro (bueno, parece Regreso al Futuro, mi yo de los 16 opinando sobre mi yo de los 28). Pero insisto en que me gusta poder pensar en todo lo bueno de esa época, las primeras juergas los viernes por la tarde, en Poblenou o en una discoteca de la calle Aribau a la que solía ir, siempre buscando chicas, nunca encontrando nada (lo veis, como tan bueno no era?), el cine con los amigos por las noches (Casino, Diario de un Rebelde, ...), la eurocopa de fútbol de Inglaterra'96, las playas de la Vila Olímpica, las fiestas de St. Joan en mi barrio, ... En otra época hubiera hablado con nostalgia de entonces, hoy hablo con alegría del recuerdo y con optimismo del presente... Y sí, finalmente vencí a Mr. Bison.

Cito lo que dice un tipo al respecto del videojuego:
"En 1987 Capcom lanzó Street Fighter, algo nuevo para el mundo la gente no estaba preparada para los Beat em Up 1 contra 1... pasaron 4 años hasta que Yoshiki Okamoto el responsable de la aparición de Street Fighter 2 en el mercado nos diese juego terriblemente equilibrado, vistoso y sobretodo, original y llamativo, nada volveria a ser lo mismo en los juegos de lucha.Fue tanta la demanda del publico que Capcom dejó a las demás compañías "por el suelo", la recaudación del Street Fighter II fue algo increíble."

Canciones:

The Rolling Stones: "You don't have to mean it"
Madonna: "Bow"
Hank Williams: "Jambalaya"

lunes, 15 de septiembre de 2008

Little Steven

A veces me resulta curiosa la poca repercusión y fama que tiene hoy en día Little Steven. Pero lo cierto es que se trata de un tipo que siempre ha hecho lo que le ha venido en gana, sin fijarse en las repercusiones comerciales que de ello se pudiera derivar. Sí, lo habéis adivinado. Siento admiración por este hombre. Y diablos, me cae bien. No me preguntéis por qué.

Little Steven, nacido como Steven Lento, de origen italiano, en 1950 (qué viejos nos hacemos todos), lo de Van Zandt lo adoptaría por su padrastro. Lo de “Little” lo ignoro, aunque lo puedo suponer. Steven, un hombre a un pañuelo en la cabeza pegado. Esa es su seña de identidad. De hecho, nunca he visto ninguna foto suya con la cabeza al descubierto. Supongo que ese pañuelo, del que sobresale una melena, debe esconder una calva al más puro estilo Hulk Hogan. En cualquier caso, forma parte de su figura inconfundible.

En 1984 hizo algo que muy poca gente se hubiera atrevido a hacer: abandonó la E-Street Band de Bruce Springsteen, banda de la que fue miembro desde 1975. Había sido colega de Springsteen desde mucho antes. Eso lo hizo tras grabar el superventas “Born in the USA”, cosa que a bruss no le sentó muy bien. No sólo era su amigo y un gran guitarrista, sino que era una pieza fundamental en la creación de arreglos para las canciones. Hasta entonces, era clásica su imagen, pañuelo (como siempre) y guitarra, y haciendo coros en el mismo micro que Springsteen, robando un poco de protagonismo al divo.

Little Steven, el activista más cool de los 80's

Pero es que Little Steven era un culo de mal asiento. Ya en 1982 había dado inicio a su carrera en solitario, creando la banda Little Steven and The Disciples Of Soul. Nuestro protagonista era un amante del soul, amén de tener conocimientos enciclopédicos al respecto. Y quiso lanzarse a la palestra. En ese año 1982 publicó el que sería su disco de debut, “Men Without Women”. Había juntado a un conjunto de músicos muy heterogéneo, aunque más un grupo de amigos que una banda “real”. Los Disciples Of Soul eran hasta 9 músicos, entre ellos, nombres conocidos, de la E-Street Band, como el fenecido Danny Federici o su viejo colega Jean Beauboir , el punky negro. Little Steven se hacía cargo de guitarras y voz, y aunque como vocalista, no es que fuese un derroche cualitativo, es capaz de sacar adelante sus canciones. El caso es que este “Men Without Women” resulta ser un disco de soul rock fantástico, con algunos auténticos temazos, como “Lyin’ in a bed of fire” o “Forever”, y los elogios estaban completamente justificados.

Con ello, inició oficialmente su carrera en solitario, tras abandonar a Springsteen. Su siguiente movimiento fue más inesperado. En 1984 se sacó de la manga un disco totalmente explícito en contra de la política de Ronald Reagan y el partido republicano. Se convirtió en el trobador del desencanto americano con el disco “Voice Of America”. Estilísticamente también había cambiado, y su música se movía por derroteros más eclécticos. Desde el punk de la inicial “Voice of América” hasta el reggae de “Solidarity”, pasando por momentos más cercanos a la E-Street Band. En conjunto, un buen trabajo, pero menos inspirado que su debut.

Bruce Springsteen, el chico es que canta en la banda de Little Steven

En ese punto de su carrera era cuando su faceta activista estaba más en boga. Además, Little Steven era un músico muy respetado por diferentes colegas suyos unos más punkies, otros más cercanos a la música negra, al rock o a la salsa. Así, en 1985, en plena empanada activista, creó la asociación Artists United Against Apartheid. La cosa fue que Van Zandt siempre tuvo mucho interés en la situación del pueblo indio americano. Leyó que el Apartheid de Sudáfrica estaba inspirado en la situación de reservas indias que el gobierno americano había creado. Tras un viaje a Sudáfrica, se convenció de que se trataba de una causa por la que luchar. No es que tuviera una gran repercusión, pero aún así logró involucrar a un importante grupo de artistas de lo más dispar para la grabación de un documental al respecto, titulado “Sun City”. Y, por supuesto, un disco titulado del mismo modo, en donde participaban gente del rock, del rap, del jazz, del punk y de la salsa. Logró involucrar a nombres como Stiv Bators, Miles Davis, Hervie Hancock, Ron Wood, Bono, Rubén Blades, Afrika Bambaataa, Ray Barretto o Bruce Springsteen. En fin, como suele pasar con estas cosas, todo muy bien, muy revolucionario políticamente hablando, peroooo… el sigle “Sun City”, escrito por Van Zandt, es una cosa casi más horrorosa que aquél infame “We are the world”.

Y no se amilanó con toda esta historia. Su siguiente trabajo seguía una línea política similar, y el título ya es bastante explícito, “Freedom – No Compromise” (1987). Lo cierto es que se nota un bajón considerable respecto a sus dos primeras entregas. Hay algún single interesante, como el dueto que hace con Rubén Blades (¿?), “Bitter Fruit”, pero los resultados no son los esperados. Su popularidad, especialmente en USA, decae. Y con el final de la década, todo su movimiento de activista público comienza a diluirse. ¿Demasiado tiempo batallando? Tal vez. El caso es que en 1989 publica nuevo disco, “Revolution”, en donde flirtea demasiado con los sintetizadores, y al final resulta ser el más flojo de todos sus discos, en una carrera que había ido claramente de más a menos.

En 1993 participó, no sólo como productor, sino también activamente (aunque no como miembro) en la nueva banda que había formado el ex-Hanoi Rocks Michael Monroe, Demolition 23. Grabaron un disco de debut homónimo que resultó ser un pelotazo del mejor punk rock, que probablemente mereció mejor suerte. La muerte del guitarrista Jay Hening supuso un mazazo y la cosa acabó demasiado prematuramente. Cuando en 1995 Springsteen reúne puntualmente a la E-Street Band, Little Steven acepta un puesto que le pertenecía por derecho.

1999 fue uno de los años más importantes en la carrera de Little Steven. Por un lado, y tras una década de silencio, publica un nuevo disco. Titulado “Born Again Savage”, es el disco de un power-trio al estilo de finales de los 60’s, que monta con Adam Clayton, de U2 y Jason Boham, el hijo del malogrado John. Y en ese trabajo, Little Steven se vuelve a reinventar. Ni soul, ni punk, ni inventos raros. Esta vez, se trataba de buscar unas sonoridades cercanas a Cream, a Hendrix, a Steppenwolf… al hard rock psicodélico de los 60’s. Fue el disco con el que descubrí a Little Steven, y el mejor de su carrera, justo por debajo de su debut. En 1999 también, Bruce Springsteen reúne definitivamente a la E-Street Band, y ahí está también Little Steven, quien se tomaría su puesto en la banda como prioridad. Y en 1999 inicia una nueva faceta en su carrera, inédita, pero por la que se ha ganado muchas simpatías. En ese 1999 es elegido por David Chase para dar vida al gran Silvio Dante en la serie Los Soprano.

Silvio Dante. El más grande.

Qué puedo decir, se trata de mi personaje favorito de mi serie favorita del momento. Chase le eligió, sin casting alguno, pese a que Little Steven no contaba con experiencia alguna en la interpretación, simplemente porque su imagen “daba el perfil”. Y ya lo creo. Por primera vez vemos a Steven Van Zandt sin pañuelo (aunque con peluca), dando vida a un personaje hosco, duro, pero siempre elegante, que según avanza la serie, adopta mayor protagonismo. Un gran acierto.

El logo de su programa. Dice mucho de lo que ahí suena.

Y tras la serie, y sin abandonar a Springsteen, con la llegada del nuevo siglo, el culo inquieto de Little Steven se mete en un nuevo proyecto: la radio. Dentro de la moda de las radios vía satélite, crea y conduce el programa “Little Steven’s Underground Garage”, en donde pincha temas oscuros de los 50’s y 60’s, y también da la alternativa a bandas actuales más o menos afines al garaje, como los grandes (aunque ya desaparecidos) The Shazam. El programa tiene pinta de ser una gozada, y genera también discos recopilatorios e incluso festivales. Eso, claro, a los pobres europeos del sur nos queda muy lejos. Ya me gustaría.

En definitiva, Little Steven, un entrañable hiperactivo, un amante del rock y de la música, y sobretodo, mucho más que el guitarrista que está a la izquierda de Bruce Springsteen.

Canciones:

Little Steven: “Born again savage”
Little Steven: “Lying in a bed of fire”
Little Steven: “Bitter Fruit”

viernes, 12 de septiembre de 2008

Desperados

No soy hombre de muchos alcoholes. A menudo, incluso prefiero un vaso de coca-cola con hielo y limón a cualquier espíritu o cerveza. Sin embargo hay una cerveza que me gusta especialmente. Me refiero a Desperados. A priori podría parecer una de esas cervezas mexicanas como Coronita o Sol, que tan de moda se pusieron hace algunos años. No negaré que me gustan esas cervezas, de vez en cuando, pero Desperados es diferente. Aunque trate de imitar un nombre y una iconografía mexicana/fronteriza, se trata de una cerveza francesa, perteneciente al grupo Heineken. La gracia principal es que dice estar aromatizada con un toque de tequila (eso es conexión franco-mexicana, y no la del emperador Maximiliano). En fin, cierto o no, la verdad es que el sabor que tiene es peculiar y su graduación de 5,9% de alcohol es ligeramente superior a las cervezas convencionales. Y que está muy buena, qué demonios.

No es fácil de encontrar, pero ya tengo localizado en ciertos bares en los que la sirven. Tomarse unas cuantas, muy frías, en una noche maja le da un plus extra. Y finalmente, fijaos en la botella: no me negaréis que es una cerveza con glamour.

Sírvase muyyyyy fria

Canciones:

Vanilla Fudge: "She's not there"
Ben Harper: "With my own two hands"
James Brown: "Say it loud, I'm black and I'm proud"

martes, 9 de septiembre de 2008

Fobias

No os creais, en principio parece que vuelvo a hablar de tele, pero no. El caso es que ayer, como me suele ocurrir los lunes, me quedé dormido en el sofá después de cenar. Cuando desperté, estaban dando un episodio repetido de CSI. Como quiera que nunca he seguido esta serie, no me importa si los episodios son nuevos o no. Y lo cierto es que me está gustando. Y eso que en todos los años que lleva en antena, jamás le presté mucha atención. Pues bueno, ayer pillé un episodio un tanto extraño. Pero MUY adictivo. Se trata de un episodio doble en que un chalado secuestra al CSI Nick y le encierra en una especie de ataud de metacrilato, que entierra, con una cámara IP dentro y una amenaza: o me dáis pasta, o el CSI muere. Al final de la primera parte, descubrí que se trataba de un episodio especial que lo dirigía nada más y nada menos que maese Quentin Tarantino. En aquél momento agradecí sobremanera la estúpida costumbre de Telecinco de dar hasta tres episodios seguidos de una serie. La segunda parte me tuvo enganchado a la pantalla hasta el final. Diante, minipunto para Tarantino!!

CSI Las Vegas: al final me ha convencido

No me queda claro si la idea de un tipo enterrado vivo fue primero en CSI o en Kill Bill (pt.II). En cualquiera de los casos, en algunos momentos de la serie sólo podía sentir una cosa: angustia! Porque sí, todo el mundo tiene sus fobias, que sacan lo peor de uno y que hacen perder el control. Y una de mis fobias es exactamente eso. No es claustrofobia al uso, puedo estar en un metro, en una habitación pequeña, y similar. Pero amigos, no espereis que haga jamás espeología. Eso de estar en un habitáculo en el que no te puedes mover apenas, es para mí una de las experiencias más chungas.

No sé si es causa de o como consecuencia de, pero recuerdo dos experiencias de crío al respecto que me hicieron desistir de un futuro como espía que entra por el conducto del aire acondicionado del FBI. Recuerdo vagamente de muy crío, jugar a meterme en una especie de arcón y que otros críos de repente se sentaban encima de la tapa y no me dejaban salir. Prueba de mi equilibrio mental es que a los 16 años no entré en clase y les disparé. Otro turbio recuerdo me lleva a uno de esos Salones de la Infancia que se hacían, y se hacen aún, creo, por las vacaciones de navidad. En un stand, había como una suerte de mini pista americana y una de las partes del recorrido era a través de una especie de tubo, reptando. De repente, me metí, y me colapsé, pero no podía volver atrás (es posible gatear hacia atrás??) porque otro niño ya me seguía, y tuve que esforzarme en acabar el recorrido.

Imagen clásica de Tarantino superstar en los 90's

En fin, que el amigo Tarantino me recordó aquellos momentos, y me dio que pensar que yo, al contrario que Nick, hubiera usado la pistola, pero no para disparar a la luz. Tampoco es que me suponga un problema en mi vida, pero sí que sé una cosa: nunca podré meterme en el interior de las pirámides de Egipto, ya que por lo que me han contado, el pasadizo que conduce a la cámara está hecho justo para el tamaño de un egipcio del 3000 AC. Y me sabe mal, la verdad.

Canciones:

The Shazam: "Gettin' Higher"
Roxy Music: "Virginia Plain"
Mott the Hopple: "All the way from Memphis"

lunes, 8 de septiembre de 2008

El final

Bueno, aviso que lo acabo de ver. Y cuando digo "lo acabo de ver", quiere decir que pulsado el botón del mando a distancia, he movido el culo del sofá y me he dirigido hacia el ordenador. Con todas las consecuencias. Quiero decir, que la impresión que me ha causado el último episodio de Los Soprano, la que voy a reflejar, es la primera. Sin reflexiones, sin leer nada al respecto.

De entrada, digamos que me ha costado mantenerme al margen de los artículos, comentarios en foros, en blogs (por ejemplo, el de The Last DJ, ver enlaces, quien ya habló de ello hace unos meses). Todo ello para que nadie me chafara un final que preveía interesante. Y LLEGADO A ESTE PUNTO, ES CUANDO TÚ, QUE ESTÁS LEYENDO ESTO, QUE NO HAS VISTO ESE EPISODIO FINAL Y QUE TAL VEZ TE INTERESARÍA HACERLO, DEBERÍAS DEJAR DE LEER.

Supongo que me ha pasado lo que a todos. Esperábamos un final de traca. Algo emocionante, un movimiento tectónico en la estructura de la serie. Pues no señor. Lo cuál entronca claramente con lo que era la serie, y con lo que ha sido. Parecía una traslación a la pequeña pantalla y a sus formas de los clásicos de la Mafia, según Scorsese, Coppola, y la historia de Hollywood. Pero sabemos que no ha sido así. Los Soprano mostraba la mafia de una manera muy "natural". Sin artificios. Y así, del mismo modo, ha sido su final.

Todo comenzaba así

Lo cuál no quita que esa secuencia última no haya sido fantástica. Ese plano en el que parece que a cada momento alguien va a sacar el arma y disparar. Tú, espectador, estás convencido de que así será. Y la tensión es casi agotadora. Y al final, fundido en negro de repente. Y ya está. Porque así ocurren las cosas en la vida. El concepto de causa y consecuencia es algo que necesitamos para aliviar nuestro desconocimiento y la ausencia total de control en nuestros acontecimientos. Pero cuántas veces, en esta vida, nos damos cuenta de que las cosas ocurren sin causa, aparente u oculta. Y que las acciones de esta existencia nuestra a menudo carecen de consecuencias. Pues eso es lo mejor reflejado en los últimos 5 minutos.

Y ahora qué? Diantre, echaré de menos a la familia Soprano, y a la otra familia. Ese Silvio Dante, mi personaje favorito de la serie, a Paulie Gualtieri, a Chris Montisalti, a Tío Junior... no soy gran seguidor de series de TV, y ahora el listón está muy alto.

CANCIONES:

Vanilla Fudge: "You keep me hangin' on"
Demolition 23: "Hammersmith Palais"
Michael Buble: "Moondance"

miércoles, 3 de septiembre de 2008

George Harrison vs. Harpic

Ojito, que esta es una entrada antigua, concretamente del 20 de noviembre de 2006.

La primera vez que escuché “While my guitar gently weeps”, el tema que George Harrison coló en el disco “The Beatles”, tuve una extraña sensación de familiaridad, lo que se dice un dèja vú. Fue hace muchos años, cuando descubrí la música de los de Liverpool gracias a esos recopilatorios rojo y azul, yo tendría 13 o 14 años.

¿Los mejores discos recopilatorios de The Beatles? Sin duda alguna!

En definitiva, me encontré con la sensación de que yo ya había escuchado esa canción. De hecho, no es sorprendente, ciertas canciones de los Beatles son tan populares y tan usadas que forman parte de nuestro substrato cultural casi sin darnos cuenta. El caso es que no es que recordase la canción en sí, sino los 30 segundos de intro de piano de la misma. Y no es que me sonara de haberla oído en la radio o algo así. Esa intro se usaba, tiempo atrás, como banda sonora de un anuncio de televisión de un limpiador de váteres. De eso estoy seguro, porque me hizo mucha gracia que para una canción que el bueno de Harrison colocaba entre la vorágine de Lennon & McCartney, resulta que para mi imaginario infantil queda relacionada con un producto de limpieza para inodoros.

Un hombre pegado a un sitar... y un limpiador de inodoros.

No recuerdo bien la marca, pero mi memoria acerca de tales productos sólo me lleva a Harpic y a Pato WC. Sabiendo que el spot del ánade aviador usaba la Cabalgata de las Valkirias, de Wagner, como BSO, la eliminación me lleva a Harpic. En aquel anuncio sonaba la intro de piano de “While my guitar gentil weeps”, con cierto aire dramático, mientras una voz en off nos amenazaba de los múltiples peligros de infección que podían comenzar por nuestro culo y (dada la gravedad con la que lo exponía) a buen seguro se extendería por nuestro cuerpo, provocándonos una muerte lenta y dolorosa. Por supuesto un buen chorretón de Harpic en la taza a tiempo nos salvaba de tamaño peligro. Y nadie mejor que el gran George, que en paz descanse, para musicar este asunto.

Canciones:

David Bowie: "1984"
Seguridad Social: "El Viajero"
The Black Crowes: "Locust Street"