La vida en los hoteles
resulta ser una suerte de dimensión paralela. Todo es lujo. Todo es limpieza.
Tienes habitaciones más grandes que tu propio comedor y te irritas por
nimiedades como si la wi-fi no funciona correctamente. Llegas por la tarde y el
desorden de la noche anterior de cama completamente deshecha, lavabo semi
inundado, ropa literalmente tirada por medio, libros, revistas, trastos, todo
como si hubiera estallado una bomba en mi maleta, y todo ello, aparece en un
perfecto estado de revista, listo para comenzar el proceso de desorden y
dejadez. Porque sabes que alguien habrá, al día siguiente, que ordene tu mierda
y recoja los calzoncillos sucios que has tirado en la esquina. Subes al gimnasio,
ese espacio que suele estar casi siempre casi vacío, y tratas de quemar tu mala
conciencia de comidas poco saludables.
Y luego están esos días,
esos días en los que en realidad te sientes solo y cabreado con la humanidad, y
simplemente te la trae al pairo las bellezas que ese lugar del mundo donde
estás te puede ofrecer, y no sales del hotel. Bajas al restaurante. En el hotel
estás aislado del mundo real. La luz es fría, la moqueta asquerosa, los tonos
pastel en las paredes. Incluso el clima es artificial. El puto aire
acondicionado de los hoteles, permanente, helador. El microclima. Ese hilo musical del hall,
digno de servir como banda sonora para cualquier matanza indiscriminada.
Versiones de Brian Adams con piano sintetizado. Brian Adams debió sentirse muy
enfadado con la humanidad y creó su venganza a base de esas canciones que te
asaltan donde menos te lo esperas, constantemente, tantos años después. Él, que
había rockeado dignamente en “Reckless”, algo le tendría que pasar para que
decidiera infringir tanto dolor a la población mundial.
Todo son reverencias y
parabienes por parte de los empleados, que seguramente deben escupir en mi
cepillo de dientes o en mi café. Todo es “sir” por aquí, y “mister” por allá, y
“excuse me” y “have a good evening”. Sonrisas forzadas, tonos de voz pausados,
acentos extraños. Y tratas de ser amable y de no comportarte como un pequeño
burgués, como un nuevo rico, como un cachorro arrogante de la nobleza. Y en
realidad, te sorprendes de que el dinero haga que las personas te profesen ese
trato, cuando en casa, la cajera del súper apenas te masculla un saludo y
cualquier mamarracho te tutea. Porque en realidad, recuerdas que todo esto es
mentira.
Canciones:
The Stooges: "I need somebody"
Pearl Jam: "Why go?"
Amy Winehouse: "Fuck me pumps"
9 comentarios:
Jodeeeeeeeer, vaya plan. ¿Así eres en los hoteles? ¿un desastre? ya no quiero trabajar en uno!
Imagino que usarlos a menudo debe ser poco agradable pero, ciertamente, a veces vemos las cosas desde un prisma ligeramente diferente del que usamos diariamente y cualquier cosa nos desagrada...
Por cierto, lo que preguntabas en el otro comentario lo voy a explicar en el blog. Es una chorrada pero casi todo lo que escribo en el blog entra en esa categoría.
A tus ordenes, ja,ja. 100% de acuerdo en lo del amigo Bryan Adams. Aunque yo se lo perdono: Recklees e Into the fire siguen siendo grandes.
Y cuida más los hoteles, leñe!! Ojala trabajase en uno. Aunque bien pensado preferiría estar en la otra parte como tu y contar las andanzas
Sex, love and rock´n soul
Ufff, yo no no voy nunca a Hoteles... me suena todo de raro...
He estado en muy pocos y en todos soy super cuidadosa con no ensuciar y no dar trabajo desagradable.
Cuando uno hace mucho una cosa le acaba molestando todo..a mi tb me pasa con los clientes, si son majos menudos payasos y si son bordes vaya cabrones..jejeje en fin.
Ains La Winehouse.... :)
Los hoteles no me disgustan, a partir de 4 estrellas son como un lujazo, con unas dimensiones extraordiarias.
Quizás no llegué al nivel de hacer un volquete de maleta nada más llegar, pero creo que entiendo o comparto parte de ese concepto. Odio el minimalismo y el órden impoluto de los hoteles, principalmente porque tiendo a un cierto caos, me gusta el desorden organizado. Necesito ver mis cosas por distintos sitios para sentirme a gusto.
Afortunadamente mis estancias en hoteles prácticamente han sido por motivos de ocio, por lo que han sido meros campamentos base, por lo que ese sentimiento de frialdad y soledad los he padecido poco, aunque son esas experiencias que no olvidas. No mola
RUNE CÁRTER, sí, lo reconozco... no es algo de lo que me enorgullezca... estaré atento a tu explicación acerca del nombre...
JIM GARRY, Brian Adams... espero que por lo menos amasara muchísima pasta y follara lo indecible... maldito...
ROGUE, he descubierto el primer disco de Amy Winehouse, que si bien me parece que tenía mucho por pulir, sí que tiene alguna cosita maja...
TOI BROWNSTONE, personalmente odio el concepto de llegar al hotel y colocarlo todo cuidadosamente como si estuvieras en tu casa... manías que tengo, ya es...
gracias por los comentarios, y saludos a todas... y a Jim XD
Y no olvides jamás la pose de "superioridad" que cualquier cantamañanas con corbata, que con solo alojarse en un hotel de este nivel ya se cree primer ministro!
Hoy tengo un tiempito y me apetecía volver a las lecturas de tus post :))
Entiendo y he vivido esa misma sensación que describes.
Hubo un tiempo en el que por trabajo, iba y venia y dormía en hoteles.
El mundo parece que se detiene cuando pasas ni que sea una sola noche en un hotel :p
CRIS CARMONA: Un placer y un déjà vú de la hostia leer un comentario tuyo por aquí!!! Espero que te "reenganches" ;-)
Me parecio muy interesante el post me gustaria saber si tienes planeado o si ya tienes algun post que recomiende hoteles en parís a buen precio
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