Habíamos
dejado al Barça habiendo pasado lo que desde un buen principio se
denominó “una temporada de transición”. Y por más que se
hubiera negado en su momento, tal como vino, ese entrenador con aires
de Lord inglés que era Bobby Robson, se fue. Y en su lugar vino la
gran esperanza blanca. El hombre que llevaría al Barça a sus años
de gloria. A retomar la escuela holandesa. El entrenador que llevó
al Ajax a conquistar la Champions League frente al entonces
todopoderoso Milan con un juego de toque, dos años antes. Bajo esa
estela, en verano de 1997 se presentaba Louis Van Gaal, y toda la
culerada le recibía ilusionada y con el “aquest any sí” en la
mente. Se traía a 2 ayudantes, Van Der Lem y Franz Hooke, y a un par
de fichajes, Hesp y Reiziger.
Lo de
Hesp añadió otro capítulo a ese esperpento de la portería
blaugrana, que parecía un puesto más complicado que el de batería
en Spinal Tap. Y aunque Hesp en principio venía como suplente de
Vitor Baía, no tardaría en hacerse con la titularidad. Y con
méritos propios, todo hay que decirlo.
El
capítulo de fichajes extraños no se cerraba, claro, y se
incorporaba un desconocido delantero brasileño, Anderson, y un
serbio, Ciric, que atufaba a desastre desde un principio. Visto lo
visto, la directiva no tuvo por más que fichar a una estrella de
verdad, haciendo esa canallada que fue fichar a Rivaldo a golpe de
talonario (pagando cláusula de rescisión), “robándole” al
Depor su jugador estandarte, el último día antes del cierre del
mercado de fichajes. Una jugada francamente fea. A media temporada se
incorporó, a petición del técnico, Winston Bogarde, un tipo de
técnica nula que en seguida, y no sin razón, acabó siendo el
receptor de todas las puyas de una grada que no estaba contenta.
Con esa cara... de verdad alguien se esperaba algo bueno de este tipo? |
Y eso
que al final, el equipo acabó conquistando la Liga, 4 años después,
la Copa del Rey, y la Supercopa de Europa. Es decir, el club hacía
triplete, pero la culerada no estaba del todo satisfecha.
Probablemente, a esas alturas, sería por las expectativas puestas en
Van Gaal como el Mesías. Posiblemente, también, porque ese año el
Real Madrid ganó su primera Champions League “en color”. También
es posible que influyera el hecho de que la directiva de Núñez era
cada vez más criticada. Tanto que ese año apareció el que acabaría
siendo un viejo conocido, Joan Laporta, quien, como cabeza del
movimiento Elefant Blau, promulgó una moción de censura, que
acabaría perdiendo.
La
segunda temporada de Van Gaal fue rara. A priori el aficionado
debería estar contento, pero no era así. La 98-99 se celebraba el
centenario del Futbol Club Barcelona, y en conmemoración, se jugaría
la final de la Champions League en el Camp Nou.
Todo
comenzó con una serie de fichajes, entre los que destacaban Patrick
Kluivert, delatero de toque fino y olfato goleador que venía de la
gloria en el Ajax y la pena en Italia, con ganas de volver con su
mentor. Cocu y Zenden completaban una tríada holandesa que daría
que hablar. A ellos se les unía un central argentino malote,
Pellegrino, y Okunowo, otro de esos fichajes anodinos que hacen que
el aficionado sospeche de que más de una comisión ha corrido por
ahí. El retrato de la temporada se presentaba un poco como la
anterior, con un Barça de toque y en buena posición, pero con un
aficionado culé decepcionado por no ver en su equipo el fútbol
mítico del Ajax y con un Van Gaal que ya tenía una guerra abierta
con la prensa.
Okunowo... ni siquiera soy capaz de recordar en qué posición jugaba... |
En este
sentido, la relación prensa-Van Gaal fue algo injusta. Cierto es que
el míster no era la alegría de la huerta, y desde luego no supo
mesurar la importancia de los medios en la Liga Española. Sin
embargo, la prensa no le perdonó ni una. Y sólo faltó el fichaje
de los dos hermanos gemelos Frank De Boer (AKA “el bueno”) y
Ronald De Boer (AKA “el malo” o “el añadido”) para que la
culerada sintiera una desafección máxima ante un equipo que en su
once titular solía presentar 6 jugadores holandeses.
La
temporada fue buena, el Barça encadenó su segunda liga consecutiva,
siendo éste un dato importante, si se tiene en cuenta que tal evento
había sucedido con Cruyff, y luego nos tenemos que remontar al
período de 1958 a 1960 para volverlo a ver. En la Champions League
se fracasó, siguiendo la maldición del equipo que acoge la final
(que jugaron Manchester United contra Bayern Munich). Y al fin, quedó
esa sensación extraña que seguro que ni Louis Van Gaal entendía...
un equipo que gana dos ligas consecutivas, pero que aún así, no
tiene a sus socios contentos. Lo cuál demuestra que, a veces, llevar
un club de fútbol no es tan sencillo. ¿Qué más necesitaba el
aficionado blaugrana? Pues por lo visto, necesitaba algo más.
De ese
modo, Van Gaal afrontaba su tercera temporada, la 1999-2000, esta vez
sin su ayudante de siempre, el hombre a un Farias pegado, Van Der
Lem, quien iniciaba una carrera en solitario, como un Mick Jagger
cualquiera. Las malas lenguas del Camp Nou, que las hay, y muchas,
dijeron que en realidad, quien ponía el talento en la pareja Van
Gaal-Van Der Lem era, en realidad, el segundo, decían que él era el
cerebro en la sombra. Fuese eso cierto o no esta tercera temporada
fue la del fin de la era Van Gaal.
Pero no
adelantemos acontecimientos, y hablemos de esos fichajes que nos
hacían echarnos unas risas cada verano. Llegaron Dani, delantero
“promesa eterna”, que venía de una buena temporada en el
Mallorca, el portugués Simao, llamado a ser “el nuevo Figo”, muy
flojo, el otro delantero del Ajax clásico de Van Gaal, el finlandés
Litmanen, con lo cuál se demostraba que el holandés no era muy
bueno con el mercado y tiraba de contactos, y luego, el clásico
fichaje tonto para las comisiones de turno, el francés Dehu...
premio si alguien es capaz de recordar su cara. Por lo menos la
portería seguía, por tercer año consecutivo, siendo un puesto
estable.
Va, que nadie se acordaba de su cara... |
En esta
tercera temporada todo estalla por los aires. El juego nunca
deslumbró, pero era efectivo, antaño. Cosa que no continuó siendo
en esta 99-00. La relación con la prensa era más mala que nunca
(“interpretación siempre negativa, nunca positiva”, espetaba Van
Gaal cabreadísimo en una rueda de prensa), y el enfrentamiento,
televisado, del técnico con Òscar Garcia, echándole a empujones de
un entrenamiento (con la mítica frase “tú no tienes ritmo!
Fuera!”) acabó de poner al público en su contra. El culé medio
consideró aquello como una suerte de “toma de la Bastilla”,
simbolizando al canterano como el jugador del Barça de raíces
contra un entrenador antipático que sólo se traía jugadores
holandeses. Parte de razón había, claro, aunque el tiempo ha
demostrado que seguramente Òscar Garcia no era un jugador para el
Barça. Y como en todo circo que se hunde, le crecen los enanos,
Rivaldo entró en rebeldía, diciendo que se negaba a jugar si el
entrenador le colocaba, como solía hacer, en el puesto de extremo.
Una indisciplina que hubiera sido inaceptable en cualquier club
normal, demostró que la situación en el Barcelona no era normal.
Por si fuera poco, Kluivert, en su segunda temporada, andaba más
perdido que nunca, tras un primer año decepcionante, y se dice, se
comenta, que pasaba más tiempo en la Sala Bikini que en el campo
entrenando.
Al
final, el Deportivo de la Coruña ganó la Liga, el Real Madrid, su
segunda Champions en 3 años, y eso puso la puntilla: Van Gaal
dimitió, y en su defensa hay que decir dos cosas, una, que se negó
a cobrar el millonario finiquito que le correspondía, lo cuál le
honra, y dos, que era un experto en frases para la historia, con esa
rueda de prensa final diciendo aquello de “Señores de la prensa,
felicidades, me voy”.
La
temporada se saldó sin título alguno. Y con un Josep Lluís Núñez
que también dimitió, tras 22 años en el club, cerrando,
verdaderamente, toda una etapa.
Canciones:
Miguel Ríos: "Banzai"
U2: "So Cruel"
UFO: "Doctor, doctor"
4 comentarios:
35 kilos pagamos por Sonny, eso si que fue un "hito". Hasta Ibra, la mayor estafa al soci. Tengo ganas de leer tus impresiones sobre la era Gaspar, la más tenebrosa, cuando el sainete llegó a la banqueta y ya parecíamos el Atlético de Gil!
Por cierto, soy yo o no he leído por ahí el nombre de Overmars!
SAMMY, no recordaba el precio de Sonny Anderson, pero desde luego, está claro que el Barça de esa época fichó a la portera de Núñez como director deportivo... le dirá otra cosa, amigo, es cierto, no ha leído el nombre de Marc Overmars... porque no ficharía por el Barça hasta el verano de 2000, y esta historia ha acabado, de momento, al final de la primavera de ese mismo año... paciencia ;-)
si antes de Guardiola y Rijard no todo era tan bonito en Can Barça, cosa que desconocen muchos cules jovenes que empezaron a ser cules con los goles de Ronaldinho.
grandes posts, espereraos con ansias el siguiente: Gaspar, Serra Ferrer, la traicion de Figo...
TXEMA, es que es cierto, y me parece curiosísimo ver a esa masa de seguidores que no recuerdan las malas épocas, y ya no digamos las épocas tristes de los 80's, y se cabrean si el equiopo no golea a cada jordada
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