#Para
los miles de fans de NDK a los que a su vez, no les gusta el fútbol,
denle una oportunidad a este texto... ésto no son entradas dedicadas al fútbol,
sino que son más bien reflejo de una época, de unas sensaciones...
y si aún así, no lo aguantan... bueno, no serán más de un par de
entradas#
Sucedió
como una epifanía. Estaba cenando en un restaurante donde tenían
esa costumbre tan típica de colgar en las paredes fotos de los
famosos, famosillos y famosetes que hayan llenado la panza allí.
Así, vemos a la celebrity en cuestión rodeando con su brazo al
dueño o al cocinero, quien no puede disimular su gozo de haber
alimentado tan ilustre estómago y tratando de empaparse de un
poquito de glamour. O de lo que sea.
Uno
de esos retratos que amarilleaba en la pared mostraba un grupo,
amplio, de hombres en torno a una mesa. Me hizo falta un segundo
vistazo para vislumbrar algunos rostros conocidos... Ronald Koeman...
José Mari Bakero... Hristo Stoichkov... pero también Julen
Lopetegui... Jordi Cruyff... y … ta-ta-chaaaaan: Igor Korneiev.
Entre otros.
Una Última Cena moderna |
Automáticamente,
todo ello me llevó, de golpe, sin avisar y sin DeLorean que valga,
a una regresión, a un tiempo en el que los componentes del Barça no
meaban colonia ni pretendían optar al premio Nobel de la paz, ni tan
siquiera ser ejemplos dels catalanets que els admiren. Se conformaban
con ganar. Ganar, aunque fuera de penalty en el minuto 90.
Nunca
he hablado mucho de fútbol en estas líneas. Pero para todos
aquellos (miles de) lectores de NDK que rebosan juventud y algo de
acné, y se piensan que el Barça ha sido siempre un equipo que
ganaba ligas, Champions Leagues y que alucinaba con su juego, que
sepan que no. Y no me refiero a la época de la 5ª del Buitre y
Migueli, y todo aquello que suena más rancio que la canción de la
Colonia Chispas. Para todos aquellos que se piensan que con Johan
Cruyff y el Dream Team el Barça se volvió un club ganador para
siempre jamás, que sepan que no. Que desde mediados de los 90's y
hasta la llegada de Ronaldinho hubieron largas travesías en el
desierto, mucho esperpento, fichajes descacharrantes y mucho
anecdotario. Y de eso tratarán las siguientes líneas.
Quisiera
comenzar esta historia en la temporada 94-95. Después del varapalo
de la final de Atenas, se oye la expresión “fin de ciclo”.
Laudrup ficha por el Madrid, y en los burladeros de can Barça se
dice que se había liado con la hija de Cruyff. Información
totalmente sin contrastar, pero es que el Camp Nou resultaba ser el
peor de los patios de vecinas. Ese Real Madrid, de la mano de Jorge
Valdano, había confeccionado un buen equipo, con el danés, con
Fernando Redondo y con ese oportunista del gol que era Iván
Zamorano. ¿Y el Barça? Pues en su renovación de fin de ciclo
comenzó con una serie de fichajes que vistos hoy en día resultan
aún más absurdos que en su momento. Hablo de traerse a Hagi, el
llamado “Maradona de los Cárpatos”, rumano de 29 años que ya
había fracasado en el Madrid años atrás (de 1990 a 1992). No
contento con eso, Cruyff se trajo primero a Xavi Escaich y luego a
Igor Korneiev, es decir, a la delantera con la que había bajado el
Español (entonces todavía con eñe) a segunda un año atrás.
Eskurza y Jose Mari suponían ser el relevo a los Bakero o
Beguiristain.
El Maradona de los Cárpatos... poca broma |
Mención
aparte merece Julen Lopetegui. Ok, hoy en día Lopetegui es un
chiste, es el tío que tuvo la lipotimia más graciosa de la tele en
directo. Pero por aquél entonces, el que había sido portero del
Logroñés pasaba por ser el meta con mayor proyección de la Liga. Y
fue el elegido cuando se le dio la patada a Zubizarreta. Todo pintaba
bien... pero en el partido de Supercopa de España contra el
Zaragoza, en pleno agosto, en casa, frente a un chute fácil, se tira
haciendo una vistosa palomita... para que se le escape el balón de
las manos y quede en el ridículo más espantoso. Frente a una
afición que entonces no pudo evitar ese mantra tan culé del
“aiaiaiaiquepatirem”. ¿Premonición? Tal vez. La realidad es que
a partir de ese momento, la carrera de Lopetegui fue de mal en peor y
acabó la temporada con Busquets (padre) quitándole el puesto
titular en la portería blaugrana. Otro que tal, tío más bien
quinqui, que vestía siempre pantalón largo para jugar y no era
capaz de parar ningún balón, sino que siempre despejaba como si de
un portero de balonmano se tratara. El esperpento en la portería del
Barça dará mucho que hablar en los próximos años, eso era sólo
el principio.
Por
si fuera poco, un Romario, dicho sea de paso, de lo mejor que jamás
he visto en un campo de fútbol, que acaba de ganar un mundial, se
convierte en un foco de problemas. Comienza mal, decidiendo
unilateralmente alargar sus días de vacaciones tras el mundial de
USA'94. Luego se pasa media temporada yéndose de fiesta. Más tarde
unos rateros de poca monta le secuestran al padre en Brasil. Y al
final, la cosa acaba como no podía ser de otro modo, con Romario
dejando el Barça (o siendo invitado a hacerlo) en invierno para
fichar por el Flamengo. Una pena.
Fue portero del Barça, antes que especialista en las escenas de acción de La Sexta |
La
temporada acaba siendo nefasta, un sólo título, menor, la Supercopa
de España, dos severos correctivos, 5 a 0, uno doloroso en el
Bernabéu y otro ridículo frente al Racing de Santander, el Real
Madrid se lleva la liga y el Barça acaba 4º. Y sólo se puede
señalar que jugadores de B comienzan a tener una presencia que se
haría más notoria con el tiempo: Roger Garcia, Sánchez Jara (un
hombre a un bigote pegado) y (oh-oh) Jordi Cruyff...
Y
si en la temporada 94-95 se hablaba de renovación, en la 95-96 esta
renovación es un hecho. Figuras como Stoichkov abandonan el Camp Nou
(para militar en el Parma) y se fichan 4 extranjeros nuevos: Figo,
Kodro, Popescu y Prosinecki... veamos, Figo resulta ser una apuesta,
muy interesante, pero lejos aún de lo que daría. Kodro era un
jugador bosnio que el año anterior había conseguido el pichichi con
la Real Sociedad. En un ideal, un tío que marcaba tantos goles en un
equipete mediano como la Real, debería haberse hartado a marcar de
azulgrana... pero no, amiguitos, esto es el Barça, y nada es
“normal”. En esa época estalla la guerra de Bosnia, lo cuál
afecta psicológicamente y de un modo grave a Kodro, que acaba siendo
un bluff, incapaz de ver puerta. Popescu se supone que aportaría
músculo al equipo, y sin ser gran cosa, se mueve en lo aceptable. Y
Prosinecki resulta formar parte de eso que se conocería como
cruyffadas: el holandés
decidió que podía recuperar a un Robert Prosinecki que, en honor a
la verdad, venía de una temporada muy buena en el Oviedo, tras su
triste paso por Madrid. Al final, nada, un trofeo Gamper vistoso, y a
arrastrar penas y lesiones por el campo el resto de temporada. Esto
de recuperar jugadores que habían fracasado previamente de blanco se
estaba convirtiendo en una costumbre bastante tonta. Finalmente,
también destacar a Ángel Cuéllar, fichado del Betis y que se
lesiona en la primera jornada de liga para varios meses. Muy
significativo de cómo iba a ser la temporada.
A
pesar de todo, el Barça acaba estando ahí, peleando por una Liga y
una Copa que se acaba llevando el Atlético de Madrid de Radomir
Antic, Pantic, Simeone, Caminero y Penev. Gran parte de la culpa la
tiene la llamada 5ª Del Mini, un grupo de jugadores que suben del
Barça B e insuflan descaro y buen toque al equipo, hablo de nombres
como Roger Garcia, Jordi Cruyff, Celades, Toni Velamazán, Juan
Carlos Moreno o un celebérrimo De La Peña. Al final, terceros en
Liga y subcampeones de copa. O sea, nada, en una liga que sería la
liga de 22, por esa moratoria que permite a Sevilla y Celta
mantenerse en primera división, previas manifestaciones en ambas
ciudades, Sevilla y Vigo (hay que joderse), cuando legalmente, y por
no cumplir con la normativa que obliga a la conversión de los clubes
en Sociedades Anónimas Deportivas, deberían haber descendido a 2ªB.
Esperpento
tras esperpento, en la portería culé continúa el show. Lopetegui
pasa de ser el 2º portero a ser el 3º, porque Mariano Angoy pasa a
defender, en ocasiones, la meta blaugrana. Angoy es, además, yerno
de Cruyff, quien por si fuera poco, tiene a su hijo en plantilla.
Veamos, lo del hijo, puede pasar, el chaval no era malo, aunque sin
apellidarse como se apellidaba, jamás hubiese vestido la zamarra del
Barcelona. Pero lo de Angoy no tenía nombre. El tipo acabó su
carrera deportiva como kicker del equipo de fútbol americano de los
Barcelona Dragons, no te digo ná y te lo digo tó.
El yerno |
Al
final de la temporada, las peleas Cruyff-Núñez se elevan tanto de
tono que, dado que los resultados tampoco acompañaban, la cosa acaba
con el cese del holandés, tras una grave pelea verbal con Núñez,
en donde no faltan insultos personales. El presidente llega a
insinuar que Cruyff “deseó un mal” a su recién nacida primera
nieta. Sin Cruyff en el banco, Carles Reixach toma las riendas
durante las pocas jornadas que faltan, para acabar dejando también
el club y yéndose a entrenar a un destino muy de moda entre las
vacas sagradas del fútbol de los 90's, Japón, que se convierte en
un cementerio de elefantes en versión balompédica. Le sufrirían
durante varios meses en el Yokohama Marinos. Pobre gente.
La
temporada 96-97 comienza con un entrenador nuevo, Bobby Robson, un
abuelete inglés con mucha flema que había hecho historia al llevar
a un club humilde como el Ipswich Town al subcampeonato de la Premier
League y a ganar una UEFA. Como segundo, el que sería un tío muy
(demasiado) popular años más tarde, José Mourinho. Desde el
principio, no obstante, se decía que ésa iba a ser una temporada de
transición, esperando la llegada, en la siguiente temporada, del que
era el míster de moda por entonces, Louis Van Gaal. Pero mientras
tanto, y un año más, comienza el baile de nombres y fichajes.
Un hombe. Un bigote. Dos apellidos. Sánchez Jara |
La
96-97 es la temporada de aplicación, por vez primera, de la Ley
Bosman, y pronto las cosas se desmadrarían. De entrada, llegan Luís
Enrique y Lauren Blanc, fichados el año anterior por Cruyff. La
temporada del central francés, de toque finísimo, resulta ser
fantástica. Luego, en un golpe de efecto que resultó ser gaseosa
pura, gesto de cara a la galería, se repesca a un Stoichkov en horas
bastante bajas. Por si fuera poco, llegan también Fernando Couto,
central leñero portugés, Pizzi, el eterno delantero revulsivo y
salvapartidos, un brasileño de poca fortuna, Giovanni y un capricho
de Robson, el nigeriano Emmanuel Amunike, popularmente conocido como
“Manolo”.
El
culebrón de la portería tiene un capítulo nuevo, con la llegada de
Vitor Baía, más estrella mediática y chico guapo que portero. Un
bluff en toda regla que se ganó la antipatía de la grada (y los
beneplácitos del sector femenino de la afición).
Mención
aparte merece el que me parece el mejor brasileño que he visto en el
Barça, me refiero a Ronaldo. El chaval era una estrella en su país
y fue llamado a la selección con sólo 17 años, para recalar luego
en el PSV Eindhoven. El Barça sería su primer gran club, y la
temporada que hizo fue inigualable. Él solito eclipsó a todos los
demás.
Una
lástima que ese año el Real Madrid hubiera fichado a Capello
entrenando a un grupo que contaba con Suker, Mijatovic, Roberto
Carlos y Seedorf. Y aunque el Barça plantó cara hasta el final, la
liga se fué para Madrid, teniéndose que conformar la culerada con
el 2º puesto.
Acabó
el club ganando la Recopa de Europa, que compitió porque el Atlético
de Madrid jugaba la Champions League. Ese título, a pesar de ser el
primero en 3 años, supo a muy poco, y al final, la etapa Robson se
cerró tal y como estaba previsto, en verano del 97.
Canciones:
Poison: "Talk Dirty To Me"
Keith Richards: "You Don't Move Me"
The Muffs: "Sad Tomorrow"
3 comentarios:
Para mi Romario fue siempre mejor que Ronaldo. Romario sin ser un portento físico tenia un toque inigualable, como un Messi pero en gandul. Ronaldo era fuerza bruta.
En el 97 Recopa y Copa del Rey, no? No estuvo tan mal esa temporada! Queremos más crónicas de los años oscuros del Barça, me he partido el culo!
Ahora que has dicho lo de Laudrup con la hija de Cruyff, he recordado que en su día se decía que Marcos se follaba a la hija (o mujer, ahora no lo tengo claro) de Terry Venables. Rumores, rumores ...
Y mítica la frase de Nuñez, "Con 2.000 millones ficha hasta mi portera", que es lo que le pedía Cruyff para renovar la plantilla, mientras que pocos meses después se gastaba lo menos el triple en fichajes.
AGUS, no sé, yo creo que el Ronaldo pre-engorde vacuno era un verdadero crack.
SAMMY, sí, en realidad no estuvo tan mal, sobretodo si tenemos en cuenta que no se ganó la liga por muy poco (por haber perdido 6 puntos, ¡6! contra el Hércules). No sabía lo de Marcos Alonso, un figura, el tío, dueño junto a Julio Alberto de una discoteca en Sitges... lo de la portera de Núñez, yo creo que el Barça de los siguientes años la fichó de directora deportiva XD
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