Naaada, que no hay manera. Que esto del verano me vuelve un vago redomado, y eso que en teoría tengo más tiempo para escribir. En fin, vaya por delante ese propósito de enmienda, de modo que puedo prometer y prometo mayor frecuencia en las entradas de este, vuestro blog favorito.
Y es que llevo una temporadita algo liado, demasiado viaje. Intento alternarlo (no se lo digáis a nadie) con algo de escaqueo, pero es difícil. Demasiadas tonterías, demasiadas comidas de compromiso, y todas esas cosas. No soy una persona particularmente sociable ni con un gran sentido de la empatía, de modo que me cuesta adaptarme a esas situaciones. Hay situaciones, no obstante, que se repiten constantemente. Por ejemplo, el tema del vino en una mesa. No tomo vino, no me gusta, y cuando hay una comida de trabajo, suelo ser casi el único que pide expresamente agua. En esos casos, siempre, no falla, hay dos tipos de persona, la que se extraña (como si fuera obligatorio tomar vino) y la que te suelta en un tono resabiado algo así como "eso es porque todavía eres muy joven, ya verás como conforme tengas más edad te irás aficionando". En ese momento, tan sólo mi sentido del decoro me impide abrirle la cabeza con la botella. En fin, sí, ya lo he dicho: no me gusta el vino!! Lo tomo muy de cuando en cuando, siempre cuando hay algún compromiso por delante, y el único vino que me gusta un poco es un blanco fresco cuando hay pescado en la mesa.
Ahora que se celebra San Fermín, fiesta que no me atrae nada de nada, lo último que desearía sería estar allí y que unos individuos me rociaran con vino. Aprovecho estas líneas para declararme en contra de la dichosa fiesta de San Fermín, y de paso, en contra de cualquiera que utilice el maltrato animal, llámese San Fermín, correbou o lo que sea. Pero en fin, son los tópicos del verano. Ahora San Fermín. El dichoso Tour de Francia, otra cosa que a medio mundo parece apasionarle y que odio con todas mis fuerzas. Mañana las pretemporadas de furgol. Al otro la operación salida. Luego el 15 de agosto y las fiestas de pueblos. Y en nada, ale, se acabó el verano. Así que no quiero seguir, que este verano me gustaría que fuera muy largo, y sin darme cuenta, ya estamos en la mitad.
Y finalmente, mi dilema del verano, y perdonen la frivolidad, no sé si cortarme el pelo o no. Ahora luzco una fantástica melena tipo Mick Jagger en los 70's, que me ha costado mucho. Hacía años que no me dejaba crecer el pelo, desde mi época grunge, y no estando acostumbrado, ya había olvidado las molestias del pelo largo. Pero claro, si me lo corto, soy demasiado perezoso para dejármelo crecer otra vez. Y además, de momento la alopecia me ha respetado, pero la genética no engaña y cualquier día de estos el único peinado que podré lucir es el de Michael Stipe. Vete a saber si es la última oportunidad que la naturaleza me da para rockear melena al viento. Ah, los problemas capilares, un clásico para cualquier hombre rockero que se precie. Y con esta disyuntiva os dejo, pero descuidad, que será hasta muy pronto. Tal vez mañana.
Canciones:
Johnny Thunders: "Born to lose"
Cat Power: "New York"
Blues Traveller: "Run Around"
7 comentarios:
NO te cortes el pelo por dios...;)
Besicos
Te descubro a través de Manurhill, y lo que leo me gusta. Lo que lamento es no haber llegado antes, pero nunca es tarde. Así que ahora que he llegado, pues me voy a quedar, con tu permiso, claro.
Por cierto, mi pelo tambíen ha crecido para este verano. No veas lo complicado de llevarlo largo en el trabajo, así que no te lo cortes, al menos de momento.
Saludos.
no se corte el pelo, monsieur. Todos los que gozamos de una buena cabellera pensamos de vez en cuando en "cortar por lo sano", pero, al final, merece la pena conservar las greñas
Tomo nota, amig@s. Gracias. Blue Monday, bienvenido y bienhallado.
como nadie lo ha comentado, lo digo yo;
yo tb odio San Fermin!
como nadie lo ha comentado;
yo tb odio San fermin
Y despues yo era el melenudo!
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