miércoles, 7 de diciembre de 2011

Formatos

Ahora que la música ya no se consume en formato físico, sino que se ha reducido a un triste archivo en un ordenador, en un reproductor portátil o en un servidor de acceso público, resulta un poco trasnochado hablar de “discos”. Supongo que en realidad, soy un tío desfasado. A mí me sigue gustando el concepto de disco como una colección de canciones que se compra y viene en forma de un cacharrín que se mete en un aparato y entonces suenan esas canciones, mientras uno se entretiene mirando la portada y el libreto interior. Me gusta comprarme discos. No me preguntéis por qué. Lo cuál no quita que use el mp3, el iPod, el iPhone, Spotify o Youtube. Pero no les tengo aprecio, en tanto se puede sentir aprecio por un objeto.

Si hablamos de formatos para música, aunque no son los únicos, podríamos mencionar, básicamente, tres: el vinilo, el CD y el casete (o cassette). El casete fue el primer formato que utilicé, como niño a finales de los 80’s, y reconozcámoslo, era una mierda. La calidad de sonido era bastante flojita. Las cajitas que contenían el casete eran pequeñas, reduciendo las portadas a miniaturas ridículas. Las funciones de rebobinado eran un engorro si lo que se quería era buscar una canción en concreto que reproducir, si bien no hace mucho leí que eso era bueno para el concepto de disco como obra completa, que se escuchaba en el orden que el autor había diseñado para la misma. Ok, minipunto para el casete.

Tenía, también, otras ventajas. La principal era, sin duda, la capacidad de hacer grabaciones de originales, lo cuál significaba música al acceso de todo el mundo. Pero el abanico de opciones también pasaba por la grabación de canciones emitidas por la radio, un clásico de la adolescencia, siempre con inicios y finales cortados porque el locutor todavía estaba hablando en esos momentos (y la rabia que daba aquello). Y cómo olvidar la grandeza de las cintas recopilatorias caseras, esas que uno grababa para sí mismo, pero también para los demás. No me voy a extender en este punto, porque Nick Hornby ya dijo todo lo que se debía decir al respecto en “Alta Fidelidad”.

Sólo una cosa: a día de hoy nada ha conseguido igualar la mística que suponía grabar, regalar o recibir una de esas cintas.Volviendo al casete, también se puede decir que fue el primer formato realmente portátil, tanto en radiocasetes (el mítico “loro” que se podía llevar a fiestas, colonias, playas o plazas), como en los coches o con ese gran invento que fue el walkman. Música fácil de conseguir, de llevar y de compartir... puro ideal comunista. Parece que hablo de la prehistoria, lo sé. Con el revival ochentero extremo que seguimos viviendo, parece que hay una especie de mitificación del casete. Pero queridos modernos míos que leéis NDK y que no vivisteis la emisión de Falcon Crest, no os dejéis engañar. Por muy cool que puedan quedar los casetes en vuestras camisetas, en realidad, no eran gran cosa.

El disco de vinilo sigue siendo considerado como un formato con clase. Y lo puedo entender, de verdad. De hecho, yo también compro vinilo, de segunda mano. Tiene algo especial, para mí, como si fuera una reliquia histórica. No concibo comprarme un vinilo de Vampire Weekend, pero sí uno de The Doors. Y en ningún otro formato ha lucido tan bien una portada. Si nos ponemos en plan técnico, la realidad es que un vinilo nuevo bien prensado, suena estupendamente, mejor incluso que un CD, ya que en el analógico no se ha hecho un muestreo de la señal. La realidad, sin embargo, es que los vinilos que se vendían en España solían ser de muy mala calidad, usando la menor cantidad de vinilo (el material) posible, y también, a veces, reciclando vinilo de discos descatalogados o sobrantes para nuevas grabaciones.

El disco de vinilo es poco cómodo, esa es una realidad. No te lo puedes llevar al coche ni escucharlo mientras corres. Y es bastante frágil, es francamente fácil romperlo, rayarlo o deteriorarlo.Resulta curioso como la modernez de ahora ha hecho revitalizar los discos de vinilo. Durante muchos años fue reducto de aquellos antiguos que no querían pasarse al CD o de discjockeys. Hoy en día los DJ’s casi no usan vinilo y aquellos antiguos fueron, poco a poco, capitulando al CD. El vinilo es hoy producto de coleccionistas y también de modernos que compran esas reediciones fantásticas que se venden en la FNAC pero que cuestan un jodido ojo de la cara: 22 € un disco como el debut de RATM??? Estamos locos o qué?

Eso nos lleva al CD... ay, el CD, que se creía todopoderoso cuando salió al mercado. Aunque las primeras grabaciones datan de 1981, no se popularizó hasta finales de los 80’s, cuando irrumpió a lo grande. La agresiva política de las compañías hizo que muchos le cogieran manía: de repente, había que cambiar de formato por otro que resultaba ser más caro (y a la postre, ese hecho acabó siendo una de las causas del declive de la industria musical). Y desde luego, muchos, la mayoría, lo hicieron.

Ahora parece como si el CD sea una mierda... los coleccionistas y modernos se mueven con el vinilo, la “gente normal” usan mp3/iPod... donde queda, pues, el CD? Viniendo yo del casete, en su momento, noté un salto cualitativo muy grande: ganaba en calidad de sonido, ganaba en poder disfrutar del artwork (que con el CD, pese a no ser tan vistoso como el vinilo, volvía a ser importante), mantenía la portabilidad de la música en coche, discman o radioCD portátil, y por si fuera poco, la búsqueda y reproducción de una canción en concreto se facilitaba al máximo. Los puristas dicen que eso mató el concepto de álbum. Es posible.

En la comparación CD vs. Vinilo, resulta cierto que un buen vinilo suena incluso mejor que un CD, aunque con la calidad de gran parte de los vinilos del mercado español, eso apenas se apreciara. También es cierto que las reediciones de analógico a digital que se hicieron de discos clásicos eran, en ocasiones, horrorosas, y se han mejorado mucho con el tiempo. Luego aparecieron las descargas de Internet, el mp3 y la popularización de las grabadoras de CD, y eso fue ya, definitivamente, otra historia. Y lo tengo que decir, aunque también se pueden hacer CD’s recopilatorios (y yo he hecho muchos), por alguna razón, ya no era lo mismo que una cinta recopilatoria.

Lo peor del CD, sin duda alguna, son esas cajas de plástico, demasiado frágiles para manos torpes como las mías. Deberían estar prohibidas, todos los CD’s deberían venir con esas cubiertas de cartón como las que usaban Pearl Jam en su momento.Ahora que todo se denomina por siglas (verbigracia NDK – Notas De Kar), todo el mundo usamos el término “cedé” pero cuando apareció el formato resultaba hilarante escuchar a la gente tratando de pronunciar “compact disc”, con esas malditas dobles consonantes al final de las palabras: compas dic, compat dis... las combinaciones podían ser múltiples.

En fin, qué importan todas estas cosas hoy, en plena era de Twitter, de streaming, de nubes y de tablets. Ahora, si me disculpan, voy a bajar al estanco a comprar un sobre y un sello, pasaré por la bodega a devolver los cascos de las botellas y compraré pan doble, que mañana es festivo.

Canciones:

My Morning Jacket: "Slow Slow Tune"
Ike and Tina Turner: "Whole Lotta Love"
Brighton 64: "La Casa De La Bomba"

12 comentarios:

Xarrupampolles dijo...

Creo que hoy mismo lo he dicho por aquí, yo sólo compro vinilo. Y no sólo de 2a mano, sinó también nuevo. Como leí hace tiempo en un foro: con toda la música del mundo al alcance de un click de ratón, qué sentido tiene seguir invirtiendo en los zeros y unos de un CD?

Salut!!

Belén dijo...

Yo soy de vinilo 100%, comencé a pillarme discos muy jovencita y, la verdad, es que tenía un no se qué...

Besicos

jesus dijo...

En mi modesta opinión el formato no es importante , de crío escuchaba cintas de cassette en un reproductor monoaural portatil y me sabía a gloria , por lo tanto lo importante es la música y de lo que ella extraigamos ; compré vinilos durante 20 años y luego me pasé al Cd porque encontraba más referencias de lo que me gustaba y por su portabilidad y manejabilidad , aunque no huelan ; ahora parece que esto va a cambiar .... ya no sabe la industria como darle la vuelta a una situación en la que la unica responsable es ella misma por su voraz apetito y su desatino.
Saludos

Anónimo dijo...

Muy bonita la entrada, me encanta echar la vista atrás y hacer revisión.
Yo cuando tengo algo preferido suele ser porque lo asocio a sensaciones agradables y es muy independiente de que eso sea mejor que otras cosas. Me explico. Para mí, la cinta es la preferida, porque la asocio a momentos felices con la música, a mi infancia y adolescencia descubriendo grupos. También usé vinilos de mis padres y les tengo cariño pero me encantaba tener mis propias cintas, grabar algunas que te prestaban, grabar de la radio y grabar y que te grabaran recopilatorios de amistad o amor :D
Era un coñaaaaaaazo rebobinar con el boli pero lo recuerdo con mucho cariño, y tengo guardado un walkman como recuerdo porque me hizo muy feliz ^^
Mi último coche tenía cd de cinta y estuve encantada de usar mis cintas de nuevo!!! El coche de mi chico también tenía pero lo cambió por uno de cd en cuanto lo compró y... bueno, se van reduciendo las posibilidades de usarlas. El otro día tiré todas menos 7 u 8 que guardé de recuerdo... Qué tristeza!

Besitos, Kar.

Anónimo dijo...

Este post me recuerda al momento de nostalgia que tuve hace unas semanas, hablando de los recopilatorios caseros y personalizados, las cartas, los diarios...

El formato que más se ha ajustado conmigo ha sido el CD, por comodidad, y por precio.

Por supuesto Spotify, You Tube y descargas son necesarias. Aunque estoy orgullosa de decir que el porcentaje original-descarga/copia es, tirando por lo bajo, 80-20%.

Por otro lado, no compraba vinilos por la sencilla razón de que se escoñó el plato de mi padre, y hasta hace 2-3 años no dispuse de uno (el famoso tocadiscos de mi divorcio). Así que ahora, sin ser una locura, voy comprando vinilitos poco a poco, y la verdad es que me da la sensación de que me hace escuchar la música con mucha más tención, entre otras cosas por el hecho de tener que estar pendiente de cambiar de cara.

Creo que el hacer uso de distintos formatos, adecuados a cada momento hacen del placer de la música, algo mucho más satisfactorio.

Joel Lo dijo...

Ah... esto me hizo recordar muchas cosas. Jejeje. Yo pienso que esta evolución de formatos debería dirigirse siempre a un correcto balance calidad-comodidad. Yo a la fecha, soy casi 100% CD. Claro que escucho desde internet muchas cosas, pero no considero "poseer en mi colección" algo que tomo de un servidor o que tenga la calidad de sonido (deficiente) de un MP3. Me gustó lo de "la gente normal" jajaja. Esta nueva generación creo que ya no conoce el concepto "álbum", solo consumen canciones sueltas en MP3 como artículos de moda. (Y ni discutir sobre el concepto "sinfonía" o de cualquier forma diferente de la canción). Lo más triste para mí, no es la variación de los formatos, sino que esta variación es un reflejo del concepto de música que se tiene hoy en día (sobre todo en los jóvenes, muchos de los cuales, piensan que no tienen por qué pagar por ella). Saludos.

John P. dijo...

Cada formato tiene sus ventajas e inconvenientes. Lo peor del cd, como bien citas, son algunos pasos a digital que daban bastante miedo. La música en archivos y todos los aparatos relacionados tienen ventajas como que puedes llevarte la música sin arriesgar el original o tener una copia de respaldo ( he perdido algún que otro cd y ahí estaban los archivos para hacer una copia), aunque al no haber un formato físico, la gente parece que piensa que sale de la nada. Yo ahora procuro comprar vinilo si el precio no es muy abusivo, y si no, CD. Todo tiene sus pros y sus contras.

Un saludo

rogue dijo...

Jo, a ver si saco un rato para leer este post, coño, que voy un poquito de culo últimamente..

kar dijo...

SIMU, lo de los formatos es relativo, yo no despreciaría al CD así nunca... de hecho, es el formato que más utilizo... eso sí, hoy en día no concibo pagar por un mp3 o cualquier otro tipo de descarga (veremos cuánto tardo en tragarme mis palabras). Salut!

BELÉN, pues fíjate que yo comencé con el vinilo cuando ya eran piezas desfasadas de coleccionistas y freaks... sí, tiene algo. Besicos

JESUS, bueno, el formato yo sí lo considero importante, me gusta el disco como objeto físico... por supuesto, una bonita portada no compensa una mala música, claro está. Bienvenido por aquí.

EXTER, Entiendo claramente lo de las cintas... yo tuve muchas cintas, y grabé muchísimas! Eso nunca se ha superado, ni con la grabación de CD's recopilatorios... no me preguntes por qué, no es lo mismo. Rebobinar con el boli!! Eso era básico! Y me encanta tu apego a tus cintas y tu viejo walkman, en serio. Me alegro de que te haya gustado. Besos.

SINCEMYBABYLEFTME, creo que nuestras posturas al respecto son similares. Como base suelo comprar CD pero el vinilo me atrae, y siempre voy comprando también. Y respecto a material descargado/copiado, tengo poco y lo consumo poco... durante mi etapa estudiantil grabé y bajé bastante, y ahora a menudo compro una copia de esos discos, que los quiero en original. Besicos.

JOEILO OBSERVADOR, cierto, lo que tengo bajado de internet (a menudo discos que tengo en vinilo, para el iPhone, y tal) no lo considero como parte de "mis discos". Lo de la "generación perdida" para la compra de música como hábito de consumo es una realidad, por supuesto. Gracias por el comentario y bienvenido por aquí.

JOHN P. MAAAULA, está claro que la comodidad de una copia "digitalizada" en tus archivos es casi más una necesidad. Sí, vinilo y CD se pueden combinar, y yo casi diría se deben combinar. Saludos.

ROGUE, querida, no te estresses, agradezco mucho tus comentarios, y ya tendrás un ratico libre entre venta y venta para leer estas líneas. Besos.

Gracias a tod@s.

Scott St. James dijo...

Hombre, a mi el vinilo no me parece incómodo, me parece que funciona como funciona y ya está. Otros formatos son más rápidos, desde luego, pero no tienen para mi ni la mitad de encanto que sacar un LP de su funda, ponerlo a dar vueltas, y ojear la carpeta comodamente.
Eso si, el ipod que no me lo toquen. Me parece esencial.
Cheers!

Möbius el Crononauta dijo...

¡Bonita entrada! Creo que salvo en lo de la importancia del diseño con los CDs (creo que se siguió perdiendo y no lucen tan bien como en los vinilos, aunque ganaba con los libretos) seguramente tengas bastante razón en todo.

En fin, son tiempos extraños.

kar dijo...

SCOTT ST. JAMES, incómodo por poco manejable, y por tener que cambiar de cara. Muy bonito, pero poco cómodo. Aunque en algo estamos de acuerdo, el iPod, o cualquier reproductor de mp3 ha sido una gran ayuda para los amantes de la música. A pesar de las críticas vertidas. Compatible, claro que sí, con tener, vinilos y CD's.

MÖBIUS, no me negarás que entre el casete y sus cochambrosas portadas, y el CD y esos libretos que en ocasiones podían ser de varias páginas, con un tamaño, digamos, decente, fotos e información, no había un grandísimo salto cualitativo. Yo pasé de uno al otro, así que imagina.

Gracias por los comentarios