jueves, 13 de septiembre de 2007

universidad

Anoche, sin saber exactamente a qué venía a cuento, tuve un sueño en el que aparecían, entre otros, dos personas con las que coincidí en la universidad. Y sin saber exactamente por qué, he recordado mi etapa universitaria. Ingeniería técnica industrial, rama de electrónica. En la Escola Universitària d’Enginyeria Tècnica Industrial de Barcelona, AKA euetib. Comencé en 1997, con 17 añitos, y sin saber que no acabaría mi periplo universitario hasta 5 años más tarde. A decir verdad, ni siquiera sé qué resorte me empujó a optar por esa carrera, si bien es cierto que ya llevaba un par de años con ella metida en la mente. No creais, sin embargo, que fue vocacional, sino que fue mi sentido del pragmatismo lo que me empujó a optar por algo supuestamente con futuro, por encima de otros asuntos más “de letras”. Y qué iba a saber yo, entonces. Era demasiado pipiolo como para encarar una decisión así.

Pero bueno, allí estaba yo, con mis diecisiete y realmente ilusionado por acceder a la universidad. En mi mente, la universidad era un sitio de pensamiento avanzado, de interés por la cultura, un lugar donde poder relacionarme con gente interesante e interesada en los más diversos ámbitos del saber y donde poder explorar en mi recién adquirida situación de “niñato de instituto” a “chico universitario”. Lamentablemente, la universidad no resultó ser ese idílico ágora de cultura (o contracultura) y de ideas revolucionarias. De entrada me topé con una clase de niñatos acojonados como yo. No sé qué me esperaba, pero nadie me llamó la atención, así de entrada. En mi cabeza tal vez estaba la idea del universitario revolucionario, del futuro artista, escritor o intelectual. Por otra parte, me topé con profesores con un nivel cultural que dejaba bastante que desear, y algunos con una bajeza moral considerable. Cómo podía respetar a un profesor que decía “pa’ que haiga” y era incapaz de escribir más de dos frases seguidas sin faltas de ortografía??

Seguramente fuera el hecho de tratarse de estudios tecnológicos, pero en esos momentos yo echaba de menos formación “digamos” complementaria, más allá de la transformada de Laplace o de las rutinas en assembler. Ya sabéis, algo de actualidad, de política, de arte, de historia… de idiomas!! Cómo puede ser que salgan promociones de ingenieros sin más inglés que el que se aprende en el instituto? En ese momento me di cuenta de que un ingeniero ha de ser un tipo solamente interesado en lenguajes de programación, en microprocesadores y en Linux. Y entonces me di cuenta de que, definitivamente no encajaba en ello. Así que me olvidé de las vocaciones y trabajé, una vez más, mi lado pragmático.

No es que pasara aquí los mejores años de mi vida, pero no estuvo mal

Por otra parte, siempre había oído cosas sobre los jueves universitarios. Pues será en otras carreras, pensaba yo, ya que en la mía, había clases el viernes como siempre, prácticas presenciales, parciales, informes que entregar… vamos, que no.

Personalmente, pasé de una etapa en la que todas las asignaturas eran fáciles para mí y sacaba notazas sin despeinarme, a sufrir como un perro para el aprobado, con el consiguiente stress que ello me generaba. Y es que si algo aprecié de la universidad fue la capacidad de espabilarme que tuvo. Pasé de ser un niño mimado en un cole en el que mi vida era muy fácil, a tener que buscarme la vida, sólo, y con compañeros. Y esa es otra cosa que aprecio de mi paso por la universidad, el conocer el verdadero sentido del compañerismo y el conocer gente que, si bien no iban a ser los nuevos popes de la contracultura, hoy, cuando hace un lustro que acabé, sigo manteniendo algunos amigos. Ya he dicho que la sensación que me dio al ver mi clase, fue la de un grupo de niños asustados. Y primera decepción, 50 personas, 3 mujeres. A mí, que venía de un instituto con una proporción de 80/20 a favor de las féminas, me resultó tristísimo. Para mí, tímido patológico, el tener que hacer nuevos amigos, y el tener que relacionarme con mucha gente distinta (según las clases, según los grupos de prácticas …) me resultó un ejercicio de empatía forzada que creo que me ayudó a madurar en ese sentido. Y me demostró cómo había muchos compañeros de los que no era “amigo” pero que nos prestábamos ayuda, compartíamos bar y horas de biblioteca, y en definitiva, me ayudó a abrirme a la gente, cuando en el instituto apenas era capaz de relacionarme con los cuatro o cinco de mi camarilla.

Yo creo que comencé la universidad siendo muy crío (no de edad pero sí de carácter) y supuso un duro golpe el acostumbrarme a la competitividad y a las dificultades, cosa que logré cuando llevaba un año y medio fue entonces cuando comencé a disfrutar el período. Me hubiera gustado habérmelo tomado de otro modo y haber vivido más el ambiente universitario que, si bien no tan bucólico, novelesco y estimulante como creía, también tenía su aquél. Pero la memoria, traicionera ella, me maquilla los malos momentos y me presenta los buenos en bandeja, para concluir en un buen recuerdo en general, que sin saber a cuento de qué, ha venido a mi cabeza.

Canciones:

Kyuss: "El Rodeo"

The Animals: "River deep, mountain high"

QOTSA: "If Only"

11 comentarios:

Belén dijo...

Ais la Universidad... me deprime un poco el ver que cuando tu entrabas... yo salia jajajajajaj pero bueno...

Había contracultura, pero la tenias que buscar!!! al menos yo la encontré en los grupos de teatro que había en la uni, lo único es que me di cuenta que eran todos unos soplapollas!!! pero hay que pasar esa etapa si señor...

Un beso kar!!!!

Anónimo dijo...

Si estuviéramos en Riff Fanzine acompañaría mi comentario del consabido +1 porque no podría identificarme más con TODO lo que se comenta en éste "artículo" (tendrán que disculparme, no domino la jerga bloggera).

Y cuando digo con todo, quiero decir con todo: con los profesores soplavainas, los niñatos acojonados, el tránsito de sacar sobresalientes con la minga a sudar sangre para raspar un cinquillo, el stress, la solidaridad entre compañeros, que no amigos y, ante todo, el deprimente ratio hembras/varones.
Un saludo!!

Javiruli dijo...

Pues yo nunca fui buen estudiante, hasta que tardío me dí cuenta que había que tener algo en la vida. Me pasé casi toda mi juventud en el instituto (hasta los 23) dándole vueltas a la idea de la universidad, y cuando ya por fin lo conseguí, supongo que por falta ya de ganas y tiempo (y que la carrera que quería no me llegaba la nota) no fuí. Igualmente creo que me hubieran corrido a suspensos seguramente, porque hay hábitos que no había cogido ya de pequeño, aunque siempre me quedará la duda de que hubiera pasado. En fins...

Lae dijo...

Mi paso por la universidad fue bastante fugaz, ya que lo mío fue una diplomatura y el último año casi entero era de prácticas más alguna asignatura sueltilla facilona..
Estoy de acuerdo contigo en lo del espiritu universitario. Yo nunca salí un jueves y aunque sí que fui a alguna "mani" de estudiantes (por ir, la verdad) el espíritu era diferente. Creo que toda esta parafernalia política-cultural, se vive más en las carreras de letras o econòmicas y empresariales, etc.
Lo que sí que es verdad es que la uni te espabila, buscarte la vida con apuntes, trabajos con gente que no conoces y la competividad, por supuesto siempre presente.

kar dijo...

BArón de la Birra, un placer tenerte por aquí. Es cierto que si rebusco en la memoria, había cosas interesantes que hacer, era una cuestión de implicarse, aunque desde luego, el mito se cae y la realidad se acerca más a lo descrito por Pío Baroja en "El Árbol de la Ciencia" (libro que recomiendo a todo el mundo) que a las pelis de contracultura en UCLA o Berkeley. Sin embargo, uno de mis mejores recuerdos fue mi paso como redactor de la revista universitaria COCOS, de la que un día tengo que hablar.

Anónimo dijo...

El placer es mío, Kar. Echarle un vistazo a su blog es un pasatiempo de lo más guay y además me mantiene alejado de tentaciones como Marca. es y As. com, que iban a acabar derritiéndome el cerebro.
Un saludo!

anxlsunlight dijo...

He pasado por bastantes universidades y excepto en la que estoy ahora nunca me había relacionado con nadie. Ya sea en Barcelona o Zaragoza solo me relacionaba con la gente oscense de mi clase jaja. La vida universitaria la verdad es que ni me gusta, ni la vivo, ni nada... tengo amigos que gozan en residencias de estudiantes y en cambio a mi me apestan (gracias a dios este año tengo piso), en Barcelona por ejemplo nunca salgo porque todo esta lejísimos y además todo es carísimo.
en fin... que me he quedado anclado en el instituto.

ROSA dijo...

Yo he estado en 3 universidades y en los bares de más de 15... Es sí, fui a la universidad pero... a estudiar no lo tengo tan claro...

kar dijo...

jajajaja

"todo esta lejísimos y además todo es carísimo"

esa es una opinión muy oscense!!

en fin, en algo estamos de acuerdo, la vida universitaria REAL (no la de los libros y las pelis) no me llama mucho la atención, sólo que me hubiera gustado que fuera diferente

kar dijo...

jajajaja

"todo esta lejísimos y además todo es carísimo"

esa es una opinión muy oscense!!

en fin, en algo estamos de acuerdo, la vida universitaria REAL (no la de los libros y las pelis) no me llama mucho la atención, sólo que me hubiera gustado que fuera diferente

LA CARICATURA EXISTENCIALISTA dijo...

yo deje la universidad para dibujar a una caricatura, salute!